Participar desde el arte

ACTO I ENCONTRAR UNA AMIGA

Escena I. Era 2019, pero Sara Giraldo y Camila Álvarez se sentían en el siglo XV. Sin saberlo, vivían realidades similares en municipios diferentes: Sara en Bello y Camila en Marinilla, Antioquia.

Ambas se sentían señaladas, cohibidas y estigmatizadas cuando demostraban afecto hacia sus parejas, también mujeres, en lugares públicos.  Ese año, Sara decidió mudarse a Marinilla, donde conoció a Camila.

Sara y Camila: «¿Cuál es la sociedad en la que vivimos para no poder amar libremente?».

Escena II.

Mientras se conocían, se dieron cuenta de que habían hecho parte de colectivas que defendían causas feministas y artísticas, pero hasta entonces no habían encontrado un lugar en el que pudieran conversar sobre sus derechos como población sexodiversa.  Necesitaban un espacio para hablar de sus orientaciones sexuales y los derechos que deberían estar garantizados. 

Escena III.

A través de Camila, conocieron Prisma, una colectiva sexodiversa que recién nacía en el oriente antioqueño y donde se reunían para hacer teatro y arte drag, es decir, performances de la masculinidad, la feminidad u otras formas de expresión de género.

Durante un tiempo estuvieron cómodas. Especialmente Sara que, recién llegada, ya hacía parte de un grupo donde se sentía escuchada, comprendida y respaldada. Pero, necesitaban trascender la conversación y las juntanzas a actos más potentes de participación política donde su población tuviera un nuevo protagonismo.

Interludio: «¿Cómo aprovechamos lo que sabemos hacer desde el arte?, ¿cómo llevamos las juntanzas a otro nivel para cuidar nuestros derechos y que otros se sumen a ese cuidado?, ¿cuándo y cómo nos manifestamos? No queremos esperar más para ser tratadas sin distinción».

ACTO II

Escena I.

Querían que la población sexodiversa de Marinilla y de todo el Oriente del departamento, una sociedad conservadora, fuera respetada tanto en espacios privados como públicos.

Querían amar sin esconderse y que estar en espacios públicos no fuera sinónimo de miradas enjuiciadoras, reproches y comentarios desobligantes. 

Escena II.

Si querían lograrlo tenían que hacer algo, finalmente las cosas no se solucionan solas. Se pensaron entre toda una conversación amplia sobre los derechos de la población LGBTIQ+.* que, durante un año, se hizo a través de un programa radial con la Corporación Teatro girante llamado: Maricas en acción. 

Era un comienzo, pero no era suficiente. No sabían quiénes las escuchaban o si los programas tenían un impacto en su forma de pensar. Querían asegurarse de ser escuchadas y para esto tenían que salir a la calle.

ACTO III

Escena I. De casa en casa, de colegio en colegio y local en local empezaron a hacer pedagogía sobre la importancia de sus derechos y necesidades, al tiempo que promovían la realización del primer festival diverso de Marinilla, un espacio para promover sus derechos desde el arte con tomas artísticas en el espacio público, parques y teatros.

Escena II. Todos, todas y todes en Prisma: «¿Cómo conseguimos el dinero necesario para el festival?» Nuevamente fueron a donde cada emprendedor del municipio para recoger fondos. Muchos ya las conocían y aportaron, otros se negaron y otros simplemente dijeron «en una próxima ocasión».

También visitaron a funcionarios municipales para obtener los permisos y ‘tomarse’ el espacio público durando tres días.

ACTO IV

Durante tres días de noviembre de 2021, las calles de Marinilla, un pueblo a 50 minutos de Medellín, se llenaron de música, teatro y arte drag. Sara, Camila y otros integrantes de Prisma se sintieron completamente visibles, libres y respetados por ser como eran.

Eran aplaudidas, admiradas, sentían un respaldo social y apenas si se escuchaban comentarios negativos o se daban cuenta de miradas incómodas. Algo estaba cambiando y por fin estaban cosechando sus primeros frutos.  

Fin.