Liberarse de los likes

News es grafitero, lo conocen con este seudónimo en la escena local. Este artista urbano prefiere que su nombre de pila no sea revelado; para él, es más fácil hablar de lo que padeció durante un año por cuenta de las redes sociales que develar su identidad en el mundo del grafiti. 

Trabaja además en el área de comunicaciones de un teatro local y durante un año culpó a la profesión que hoy ejerce, a su poco tiempo libre y hasta a sus propias habilidades de ser los responsables del sentimiento de fracaso frente a su desempeño artístico. Durante un año sintió que no era suficiente. 

«Veía que mis colegas tenían mayor actividad en la calle, y aunque el progreso de ellos es gratificante, sentía frustración al ver que no tenía la misma posibilidad de crecer artísticamente», dice. Durante ese año sintió que su valor artístico se medía a través de publicaciones en Instagram, como las de sus amigos, y que entre mayor fuera el número de posts referentes a su arte, más progresaban. Pero él no publicaba, no aparecía en las redes; pensó entonces que no era nadie. 

Poco a poco fue perdiendo la pasión por lo que antes le resultaba gratificante, la autoapreciación sobre su arte fue negativa y terminó abandonando el grafiti en medio de una espiral que flaqueaba su autoestima. 

Tiempo después, en medio de un proceso introspectivo, se dio cuenta de que esa frustración que sentía, tenía su origen en las redes sociales y, puntualmente, en su manera de consumirlas. El problema comenzó a la par de su nuevo rol laboral, en el teatro. Con la demanda laboral diaria, las horas que le podía dedicar al graffiti se fueron reduciendo y, con ello, la sensación de estarse estancando en el gremio, mientras otros grafiteros de la ciudad bombardeaban su timeline con nuevas publicaciones. 

Frente a esto, News decidió asumirlo y buscar una solución. Lo primero que hizo fue conversarlo con su red de apoyo: sus amigos y familiares más cercanos y quienes podían comprender lo que sentía: «en esas conversaciones encontré que no solo me sucedía a mí», cuenta. 

Otra cosa que hizo para disminuir su malestar, fue también preguntarse por el consumo de redes sociales y se puso límites que considera más saludables. Reguló y filtró su consumo y tuvo en cuenta que era sano diversificar el contenido y no ver siempre lo mismo sino buscar otras cosas más agradables. 

«Empecé a reducir mi tiempo de permanencia en las redes sociales y a tomar su contenido como un referente y no como una competencia», dice. La terapia psicológica también se sumó a este esfuerzo. 

Asiste regularmente donde un experto que lo acompaña no solo en este consumo responsable sino en su constante autoconocimiento, crecimiento personal y perfeccionamiento de las habilidades blandas, asociadas a la inteligencia emocional. 

News no se siente triunfante después de haber salido del círculo vicioso en el que estuvo durante un año, porque sabe que esto implica un reto constante. Hoy lo ha podido dominar en gran medida y debe esforzarse porque el resultado permanezca. 

Finalmente, sabe que quien puede atravesar una situación similar debe tener presente que «no todo lo que se ve en las redes sociales es real y que tras ese contenido existen seres humanos que también pueden atravesar dificultades y presentar altibajos». 

Haz un uso cuidadoso de las redes sociales

Las redes sociales nos permiten otras formas de relacionarnos con quienes nos importan, pero también son un medio en el que circulan ideas acerca de la felicidad que pueden ser poco realistas y llegar a afectar nuestra percepción de la realidad o autoestima. Por eso, regula el tiempo que permaneces en ellas y mantente alerta sobre tus emociones con respecto a las redes sociales.