Hallar el propósito en la pausa creativa

De niño, a Daniel le encantaba leerle la prensa a sus padres en voz alta. También, recortaba las noticias y las pegaba en un cuaderno para tener sus propios datos de consulta, sin saberlo era un periodista. 

Al crecer profesionalizó su talento y durante 16 años ejerció el periodismo en diferentes medios de comunicación en Colombia. También probó en el ámbito corporativo como relacionista público, allí no se sintió pleno, empezó a sentir que no quería pararse de la cama para trabajar, por eso decidió renunciar y darse, por primera vez en la vida, una pausa. 

Lo sorprendió el tiempo libre, hasta lo abrumó; era tanta su costumbre a estar ocupado y de afán a cada instante que tener la agenda vacía le produjo algo de temor. ¿Qué voy a hacer ahora con tanto tiempo?, ¿cómo organizo mis ideas?, ¿sí hice bien en renunciar?, ¿será que busco otro empleo?, ¿será que me devuelvo? Hasta decidió participar en las mentorías para búsqueda de empleo de Comfama.. 

Todos los cambios en la vida requieren algo de tiempo para adaptarse. Con el paso de los días empezó a reconciliarse con el ocio, a enfrentarlo sin miedo y a disfrutarlo. 

Entre más cosas de las que le gustaban hacía, más ideas llegaban a su cabeza. Ahora veía posibilidades que los afanes y el ritmo de vida no le permitían ver antes. Empezó a crear cosas y a encontrar gusto en eso. Además, retomó lo que hacía de niño: leer en voz alta para otros, hablar, contar historias. Lo que cambió esta vez es que decidió hacerlo, no solo para sus papás, sino para quien quisiera escucharlo. Se inventó, por gusto, un podcast que nombró: Encapsulados.  

Sin querer, queriendo, como dicen, sin verlo como un trabajo y sin mayores pretensiones, empezó a tener cierto reconocimiento. Dejó de hablar solo ante el micrófono y pasó a tener invitados como Olga Tañón, Lady Noriega, Fruko, Fernando González, Luz Estrada, entre otros artistas que ya lo han acompañado.

Daniel pasó de temerle al ocio a defenderlo, promueve la idea de hacer una pausa voluntaria para escucharse, para dejar fluir esas ideas que todos tenemos encapsuladas bajo la excusa de que «no tenemos tiempo para pensar»