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«No nos falta tiempo, nos sobran distractores», esto lo supo Juliana Taborda al aprender a gestionar mejor su día a día. Sabe que el progreso radica en qué hace con sus 24 horas diarias. Una historia para recordar que el tiempo es finito y hay que aprovecharlo.

Son las seis de la mañana y Juliana abre los ojos. Su día inicia como el de muchos de nosotros: se levanta, tiende su cama, cepilla sus dientes y entra a la ducha. Lo que viene después de ese breve momento es lo que hace la diferencia.   

Se pone la ropa que eligió la noche anterior y empieza el día haciendo bullet journal, un método de organización que ordena el presente y planea el futuro. Así fue como construyó lo que hoy llama: ‘rutina de aceleración’, para gestionar su jornada.  

Este nombre no es gratuito, tampoco lo es ‘hora de movimiento’ en lugar de decir simplemente «voy a hacer ejercicio». Descubrió que cambiar cómo nombramos las cosas, los pequeños rituales, nos permite apropiarnos de ellos, dejar de verlos como meras tareas y evitar el tedio que pueden provocar.  

Alrededor de las siete de la mañana medita, siente que le ayuda a conectarse con ella misma. Después, apunta en su agenda cuáles son los pendientes del día y los objetivos innegociables; con estos claros, escritos en orden de importancia y ya con sus rituales cumplidos, empieza a trabajar en su empresa desde las nueve de la mañana.  

En 2018, cuando la creó, encontró que lo ideal es planear su día en bloques. Por eso lo dividió en dos momentos: uno para construir con su equipo y otro para concentrarse individualmente y crear en solitario.   

Entre las 12 del mediodía y la una de la tarde almuerza. Intenta detenerse, hacerlo en familia o con su pareja, para retomar el ritmo según lo planeado.   

Lleva cinco años con esta rutina. Cada vez valora más lo que ha logrado porque siente que le saca provecho a cada minuto del día, sabe que, como lo menciona Séneca, el tiempo es finito y que ser joven no es excusa para desperdiciarlo.   

Juliana no nació con estos hábitos, aunque siempre intentó ser ordenada, lentamente ha construido su rutina siendo consciente de la importancia que tiene el tiempo para cada uno de nosotros. Si no la tuviera, sería más difícil hacer todo lo que necesita y disfruta: escribir, meditar, moverse, trabajar en lo que ama y hacer eso que realmente le apasiona. Para ella, en la gestión del día a día, está la clave del progreso.  

Por eso, decidió compartir con otros lo que descubrió durante los últimos años y creó Ser para hacer, su empresa, con la que le ha enseñado a más de cinco mil personas su secreto para avanzar.   

Creó una agenda que se convirtió en su herramienta más importante y la ayudó a encontrar su propio orden. Hoy la vende a otros y los acompaña con talleres y procesos formativos para forjar una relación con el tiempo más provechosa.  

Orienta a otros en la gestión de su tiempo para que se permitan construir un método y progresar. Trabaja para que dejen de lado el «no tengo tiempo»  y encontrar el balance deseado entre el ser y el hacer. 

#ElProgresoEs una forma de relacionarse con el tiempo

Dice la ciencia: nadie tiene que ser víctima de su entorno al desarrollar su propia mentalidad. El cerebro se puede entrenar como cualquier otro músculo: si queremos una mentalidad de crecimiento, podemos enseñarnos a pensar de esa manera paso a paso. Fuente: Mindset, de la psicóloga americana Carol Dweck. ¿Cómo organizas tu día a día?

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