Hambre

David Escobar

Repensar y renovar nuestra idea del trabajo

“Nada en la vida debe ser temido, sólo comprendido. Este es un tiempo para entender más, para poder así temer menos”.

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“Nada en la vida debe ser temido, sólo comprendido. Este es un tiempo para entender más, para poder así temer menos”. Thomas L. Friedman

uando era niño pasaba las vacaciones en la finca de mi abuela Lety. En las mañanas, mi hermano y yo le contábamos nuestros planes de ir a la selva, a la quebrada o a montar a caballo, y cuando le preguntábamos por sus actividades y si nos podría acompañar, respondía: “No puedo, tengo mucho destino”.

Esa frase resonó en mí por años hasta que comprendí que pertenecemos a una sociedad donde el trabajo ha sido equiparado con el destino mismo. Un destino económico, por demás. Tanto que mi papá, a quien he reconocido tantos legados, cuando le dije “Quiero ser escritor”, respondió: “Buenísimo, puede ser tu pasatiempo… igual, acepto lo que decidas, pero te digo: vivir de la literatura es muy duro, hijo”.

Finalmente, estudié ingeniería. Sé que lo dijo con amor y por amor. No obstante, creo que hoy en día no les diría algo así a mis hijos, si los llego a tener. Afortunadamente encontré otras pasiones, sigo escribiendo mucho y disfruto profundamente todo lo que hago. Aún más, ese “destino” no era placentero. Recordemos que la palabra trabajo viene de un antiguo elemento de tortura romano. Un empresario me contó que a él lo educaron para trabajar duro y servir a los demás: “No me enseñaron a disfrutar la vida, esa búsqueda llegó con los años”.

Por eso creo que la relación de Antioquia con el trabajo merece una reflexión. Eso de “trabajar es tan maluco que hasta le pagan a uno”, “consiga plata, mijo…”, “los artistas se mueren de hambre” y “loro viejo no aprende a hablar” lo tenemos que transformar. Estamos en un cambio cultural. Los jóvenes quieren conectarse con sus pasiones. Quieren acumular menos y vivir más. No buscan un empleo de supervivencia, sino libertad y trabajos para cumplir sus sueños.

Quieren experiencias y contribuir a crear un mundo mejor. Los papás de ahora están más abiertos a que sus hijos sean libres de buscar su camino, cada vez con menos “sugerencias amorosas”. Somos más conscientes de que el ocio facilita la creatividad y el arte enriquece la vida. Las empresas fomentan que las personas viajen y tengan pasatiempos. Saben que esto las motiva a ser más innovadoras. El trabajo, como lo conocíamos, cambió. Cada día hay más independientes y personas pensionadas con capacidad para seguir aportando. Vemos más movilidad laboral que antes. Se acabó lo de un empleo para toda la vida y el concepto de “horario” se va difuminando. Además, varias fuentes dicen que aproximadamente un 50% de las ocupaciones actuales desaparecerán en 20 años, de cuenta de las innovaciones tecnológicas. Nos preocupa el futuro de las personas que hoy las desempeñan. Se afirma que no habrá conductores, vendedores o cajeros de almacenes, que incluso desaparecerán algunos trabajos de ciertas actividades de la salud y los analistas financieros, entre otros. En Comfama vemos muchas oportunidades en esta revolución.

Por ello nuestra invitación es la siguiente: que estudiemos para que los cambios nos encuentren preparados. Que busquemos nuestros dones, a la edad que sea. Ahí se ratifica la importancia de la educación para toda la vida, la cultura, el turismo, el hábitat y el cuidado de la salud. Nosotros no creemos que vaya a haber personas que no sirvan para nada como dicen algunos teóricos, porque la humanidad ha sido siempre capaz, en cada transformación del trabajo, de responder a nuevas necesidades. Ya no hay casi ascensoristas o telefonistas, pero sí entrenadores personales o cuidadores de mascotas.

Otras tareas las han reemplazado. En Comfama estamos comprometidos en acompañar a las empresas en su evolución para crear los trabajos del futuro y a las familias que con optimismo quieren avanzar, crear, ser solidarias y emprender para que tengan las herramientas necesarias y puedan responder a estos retos. Por eso en esta edición encontrarán historias de seres que hacen y sueñan, pero ante todo, tienen un sentido para su existencia y desean lo mismo para los demás. En Comfama queremos servir para conectarlos con el trabajo que más les guste y ayudarles a gozar de todas las dimensiones de la existencia. Queremos ser vehículo para que aprendan a aprender y desaprender, porque ante los cambios, permanecen los que se adaptan y florecen quienes hayan cultivado su curiosidad. Los empresarios y trabajadores antioqueños ¡tenemos un gran “destino”!: modernizar nuestra visión del trabajo como ese espacio donde se encuentran desarrollo, propósito y disfrute de las infinitas posibilidades de la vida humana.

Repensar y renovar nuestra idea del trabajo

"Modernizar nuestra visión del trabajo como ese espacio donde se encuentran desarrollo, propósito y disfrute de las infinitas posibilidades de la vida humana”.

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2017julio
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