Convertir el riesgo climático en oportunidad planetaria

"Debemos apostar por el futuro», dijo alguien de la Junta directiva de Celsia en alguna reunión en 2013, cuando iniciaron mediciones en un laboratorio de energía solar en el Valle del Cauca. Esta afirmación, tan sencilla como poderosa, fue el inicio de un camino de investigación, medición y reducción de la huella de carbono que dejaba la empresa con sus operaciones.

En ese momento, la energía que generaba dependía en un 70 % de las centrales hidroeléctricas; al reconocerlo, se dieron cuenta de que esta dependencia de los embalses los ponía en riesgo frente a una posible disminución en los cauces.

El cambio climático era uno de los riesgos estratégicos para su negocio y era necesario mapearlo para tenerlo presente en el radar.

Se enfrentaban tanto a la variabilidad climática, que son cambios naturales que experimenta el clima frente a la temperatura, precipitaciones y otros factores a corto plazo, como a la crisis climática, que tiene que ver con los cambios a largo plazo en el clima de la Tierra, causados por actividades humanas relacionadas con las emisiones de CO2 .

«En el mercado, además, empezaba a hablarse de bonos verdes y de carbono. Fue ahí cuando dijimos: veamos este riesgo del cambio climático como una oportunidad», explica Óscar Mauricio Gómez líder de asuntos Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ASG) de Celsia.

Después de investigaciones, validaciones técnicas y financieras desarrollaron proyectos e inversiones que los llevaron a instalar la primera granja solar en Colombia para generar energía renovable no convencional, además de otros proyectos que hacen parte de toda una estrategia para reducir el uso de combustibles fósiles y transitar a energías más limpias.

Desde que iniciaron estas conversaciones han considerado que la mejor forma de aportar a la mitigación del cambio climático es generar este tipo de energías, medir y entender la huella de carbono, reducir las emisiones de CO2 en sus operaciones y compensar las que no se pueden evitar, para lograr lo que se conoce como una empresa «carbono neutral».

¿Fue una tarea sencilla? No. Especialmente en el ámbito regulatorio, pues las leyes para la generación de este tipo de energía estaban naciendo y, pese a los esfuerzos del Gobierno nacional de entonces, nadie sabía cómo articular todos los avances y certificaciones de sostenibilidad que se estaban adelantando. Sin embargo, siguieron adelante durante más de 10 años de trabajo y en el esfuerzo por ser una empresa con más consciencia ambiental.

Si bien Colombia emite apenas el 0.46 % de todas las emisiones de carbono a nivel global y que dentro de ese total el sector energético aporta entre el 8 % y el 10 %, esta empresa hizo su parte al dejar una huella de carbono cero con su operación.

El esfuerzo de Celsia por ser carbono neutro no solo le permie ser ambientalmente responsable sino también diseñar una estrategia inteligente para el éxito empresarial en un mundo cada vez más consciente de la sostenibilidad y siendo parte de una industria que todavía es considerada de las más contaminantes.

Otras empresas que trabajan por reducir sus emisiones:

La Fundación Grupo Argos, en conjunto con Terraformation, implementan un programa de créditos de carbono para la restauración de 1150 hectáreas en la cuenca del río Cartama con la siembra de cerca de 2,3 millones de árboles. Con esta espera capturar más de 400 mil toneladas de CO2 y aportar a la conservación de la biodiversidad y el desarrollo de la bioeconomía en la subregión. Este proyecto está enmarcado en las acciones de la Alianza Cartama Sostenible de la que Agroparque Biosuroeste, Comfama, Gobernación de Antioquia, Proantioquia y Corantioquia también hacen parte.