¿Qué hacemos cuando el amor duele?

Nos han enseñado que el amor debe durar toda la vida y que debemos acompañar a nuestra pareja sin rendirnos. Sin embargo, hace dos años, en medio de la pérdida de su abuela, quien la había criado, y enfrentando los problemas de adicción de su exesposo, María José comenzó a cuestionar ese relato. Se dio cuenta de que, al intentar salvar a su pareja, se había alejado de sus amigos y su familia.

Este distanciamiento la llevó a comprender que lo mejor era ayudarse a sí misma primero. Decidió rodearse de expertos en neurobiología, estudió hipnosis, se formó como facilitadora de eneagrama (un sistema de clasificación de la personalidad), y trabajó con mindfulness.

A través de este proceso, María José descubrió algo revelador: existen adicciones a sustancias, pero también podemos experimentar adicciones y dependencia emocional hacia personas. «La adicción obedece a una herida, a un dolor o a una emoción difícil no resuelta», afirma. Al negar el dolor, corremos el riesgo de engancharnos sin encontrar salida.

María José atravesó el duelo de su abuela y de su exesposo estudiando sobre las emociones y reconociendo patrones de su niñez que se repetían en su vida adulta. Con ese conocimiento, creó su proyecto El camino de regreso y el podcast DMT (¿Dónde meto la tusa?). Desde hace un año y medio, utiliza estas plataformas para desmitificar lo que culturalmente nos han enseñado sobre el amor, promoviendo el autoconocimiento.

Aunque no existe un manual de instrucciones para superar un duelo amoroso, María José propone algunos pasos que pueden ayudar a atravesar el dolor y las emociones, y, si es necesario, buscar apoyo:

1. Parar y sentir: gran parte del sufrimiento de una pérdida proviene de la resistencia o el miedo a sentir dolor. Si lo evadimos, puede convertirse en algo más profundo. El dolor es parte de la vida. Pregúntate: ¿En qué parte del cuerpo sientes el dolor? ¿Qué significa esa emoción?

2. Poner a trabajar el dolor a tu favor: La clave es evitar el contacto con esa persona y hacerse preguntas como: ¿Qué es lo realmente importante? ¿Esto a qué otra situación de mi vida se parece? ¿Qué significa esta persona para mí? ¿Qué pasa si me quedo solo? ¿Qué significa para mí el amor y la soledad?

3. Buscar apoyo profesional: Recordar que no estamos solos. Nuestras redes de apoyo están ahí para acompañarnos en las pérdidas. Conversar con alguien en quien confiemos o acudir a un terapeuta son alternativas válidas.