Primeros auxilios para quien se siente solo

El pasado 24 de julio se aprobó la ley 2383, que exige a las instituciones educativas en Colombia promover la educación socioemocional, sin duda es un hecho destacable, pero por otro lado un recordatorio de que no nos enseñaron a afrontar conversaciones sobre emociones ajenas. ¿Es malo preguntar qué le pasa? ¿Qué hago si se pone a llorar? ¿Si me cuenta algo grave, qué hago? Conversamos con Elisa Berrío, psicóloga de Parinama, sobre cómo acompañar a alguien que se siente solo.

1. Preguntar ¿Te sientes bien? ¿Puedo ayudarte en algo? ¿Quieres contarme lo que pasa? Preguntar es la mejor manera de iniciar una conversación, sea fácil o difícil.

2. Escuchar sin pretensiones Cuando alguien nos habla de su soledad, lo mejor es guardar silencio y escuchar con atención, sin intentar encontrar una solución.

3. Entender al otro. Cada persona es un mundo. Lo que para uno es un gran problema, para otro puede ser fácil de resolver. Olvídate de cómo solucionarías tú la situación y enfócate en escuchar.

4. No presionar, pero estar pendiente. Si alguien dice "no quiero hablar ni estar con nadie", respeta su decisión. Hazle saber que está bien, pero que seguirás pendiente. Eso demuestra interés genuino.

5. Alertar a alguien de confianza. Si la persona no se abre contigo, cuéntale a alguien de su confianza lo que percibiste. Alertar también es una forma de cuidar

6. No cargarse la emoción del otro. No puedes ponerte completamente en su lugar. No te cargues con su emoción; pon tus límites.

7. Validar sus emociones. Evita frases como “eso no es ningún problema” o “no es para tanto”. Cada persona vive sus emociones de manera distinta y no eres quien para invalidarlas.

8. Sugerir ayuda profesional. Si tienes confianza con esa persona y sabes que está abierta a transitar sus emociones, sugiérele buscar ayuda profesional. Sugerir no es obligar.

9. Tener paciencia y límites. Todos llevamos nuestra propia maleta de emociones. Puedes ayudar a aliviar el peso del otro por un rato, pero recuerda que todo tiene un límite. No puedes ir por la vida cargando el peso de dos maletas.