Te tomará unos 4 minutos leer este artículo

Ángela se hizo cargo de su salud mental. Luego de padecer ansiedad y de experimentar ataques de pánico, comenzó a meditar, dormir mejor y comer diferente.

« Estoy sentada con los ojos cerrados y las piernas en posición de loto. Pongo las manos sobre mi pecho y hago respiraciones en cuatro tiempos. (inhala a través de la nariz mientras cuenta hasta cuatro lentamente. Siente el aire entrar en los pulmones. Aguanta la respiración mientras cuenta lentamente hasta cuatro): Inhalo… exhalo. Es mi práctica religiosa diaria. Procuro no evocar pensamientos y, luego, como si la luz llegara a mí, agradezco y traigo cosas a mi mente. 

También pienso en las personas que amo y en las que me acompañan. Escucho el ronroneo de mis gatos». Así comienzan los días de Ángela Cardona, diseñadora gráfica, trabajadora independiente y diagnosticada con un Trastorno de Ansiedad Generalizado. 

Desde hace cinco años decidió hacerse cargo de su salud mental, tras sufrir un par de crisis de pánico en las que intentó quitarse la vida y las cuales no recuerda, luego de que su cuerpo y su mente se separaran a tal punto que dejaron de reconocerse. Primero acudió a un psiquiatra, estuvo medicada durante algunos meses y luego, comenzó a adquirir nuevos hábitos. Los cuales, dice, le han cambiado la vida. 

«Fueron muchos años de normalizar cosas que no están mal; pero, que no son normales y, por lo tanto, no están bien. Sufría de bruxismo, en las noches me levantaba a hacer listas de trabajo, no dormía bien, comía desenfrenadamente, lloraba, siempre pensaba que me iba a morir y jamás podía apagar mi mente, así que trabajaba en exceso. Nunca me inquietó porque cosas como las listas, el trabajo sin parar y el no apagar mi mente, siempre me hicieron una excelente trabajadora; pero, mientras tanto, ignoraba que era una persona ansiosa, que sufría una enfermedad mental». 

Aceptarlo no fue fácil, lo hizo porque vio a su mamá preocupada, hasta que comprendió que tenía que hacerlo por ella misma. «Tomé medicamentos; pero, hubo un punto donde dije, no quiero más, ¿qué más puedo hacer? fue ahí cuando emprendí este camino que llamo: lavarse la mente todos los días». 

Desde entonces Ángela asiste a terapia cada mes; medita al menos una vez al día; practica ejercicio tres veces por semana; alimenta su vida social: tiene espacios sagrados con sus amigas; duerme al menos seis horas diarias y procura estar siempre pensando en positivo. También se alimenta mejor. 

«Todo esto me ha ayudado a mantenerme en calma, a lidiar mejor con la expectativa, me ha dejado más tiempo para mí. He recaído muchas veces; pero, con estos hábitos ya sé cómo levantarme más rápido y no quedarme habitando el vacío eternamente; porque, ese ‘lavarse la mente todos los días’, no significa pasarse la vida peleando con nuestros demonios. 

Por el contrario, significa comprenderlos, abrazarlos, habitarlos, conocerlos y entenderlos como una parte a la que incluso uno termina por querer». 

Esto, lo dice mientras cierra el cuaderno donde escribe sus emociones diarias, una práctica que también la ayuda y que tal vez se le olvidó mencionarnos.

Cápsula para el cuidado de tu salud mental

La meditación, la actividad física, el sueño reparador, los momentos de ocio, la alimentación saludable, la visita a un especialista de la salud mental y el pensamiento positivo; son factores que contribuyen a mejorar tu calidad de vida, independientemente de si padeces ansiedad u otro trastorno.

¿Cómo es tu rutina de cuidado de la mente?

#HablemosdeSaudMental para cuidarnos más.

Etiquetas:

clase mediaAngela CardonaAnsiedadAtaques de pánicoHigiene mentalMeditación
Únete al grupo de conversación.Únete al grupo de conversación.

Suscríbete a nuestro boletín y mantente actualizado.

He leído y acepto los términos y condiciones

La Revista Comfama es un medio de comunicación educativo, de circulación gratuita, que tiene como objetivo generar conversaciones sanas y constructivas que transmitan valores positivos a través del poder del ejemplo y las historias.