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Esta es la historia de Diorling Mosquera, una mamá que casi ve morir a su hijo. Por eso, para cuidarlo y cuidar mejor a otros, decidió convertirse en enfermera.

¡Qué mamoncillo tan pequeño!», dijo Andrés Felipe justo antes de metérselo a la boca, mientras estaba acostado en la cama de su cuarto. Vivía en Cali con su mamá, su hermana menor y su tía. Esa tarde, segundos después de pronunciar la frase, su hermana vio cómo corrió hacia el lavamanos intentando tomar agua para tragarse la fruta. La tenía atascada.  

Diorling, su mamá, sintió el alboroto entre los hermanos y salió corriendo para ver qué pasaba. De lejos vio cómo Andrés no podía respirar y se intentaba sacar algo que tenía atascado. Entonces, tuvo un impulso similar al suyo: correr en busca de un vaso con agua.   

Cuando llegó donde él, su hermana acudió y rápidamente la hizo a un lado, tomó al niño y tras varias palmadas en la espalda hizo que expulsara la pepa. Todo pasó en poco tiempo, segundos quizá, que Diorling sintió eternos. El no saber qué hacer la había paralizado.  

Mientras veía la reacción de su hermana como en cámara lenta, alcanzó a sentir que Andrés moriría en medio de una asfixia impensada por comerse la fruta que ella le había llevado esa tarde. Después de un momento, su hijo volvió a respirar y, con él, Diorling. Aún sentía la adrenalina en el cuerpo cuando pensó en la maniobra con la que su hermana había logrado salvar la vida de su hijo.   

¿Cómo supo qué hacer? ¿Cómo lo hizo tan rápido? No alcanzó a preguntarle, pero gracias a su hermana  su hijo estaba vivo.   

Después de lo que vivió con Andrés y, por la rapidez y efectividad con la que reaccionó su hermana para salvarlo, Diorling empezó a preguntarse qué podía hacer para cuidar mejor a sus hijos y enfrentar situaciones como estas de mejor manera.  

No esperaba salvarlos o protegerlos de todo, pero sí quería cuidarlos mejor, reaccionar rápido frente a un hecho que pusiera en riesgo su vida o la vida de otros. No quería volver a sentirse impotente. Se despertó en ella un deseo que no había sentido antes, un compromiso por el cuidado de Andrés Felipe y Leidy Vanessa, que deseaba también poner a disposición de otras personas. Sus pensamientos y búsquedas coincidieron con un momento en el que se preguntaba qué hacer con su vida, qué vida quería vivir y cómo progresar más.    

Pasó menos de un año para que Diorling empezara a estudiar para ser auxiliar de enfermería y, años más tarde, para ser enfermera profesional. Durante más de una década, alternó la crianza con el estudio y luego con el cuidado a plenarios en asilos y clínicas.    

Salía a las 5:00 a. m., todos los días, mientras dejaba a sus hijos dormidos para que su hermana los despachara para el colegio. Cuando llegaba, acompañaba sus tareas, les organizaba el uniforme y la comida para el otro día. Cuando tenía turno de noche, llegaba tarde y estaban dormidos.   

Diorling es fuerte, decidida, pero aun así se preguntaba a veces si valía la pena tanto esfuerzo, compartir tan poco tiempo con ellos.    

Después del episodio de atragantamiento de Andrés y de empezar una nueva vida en la enfermería, Diorling y su familia viajaron de Cali a Quibdó, a casa de la abuela. Allí, sus hijos estudiaban el bachillerato cuando ella consiguió trabajo en Apartadó, un municipio antioqueño lejos de Quibdó. Para no desestabilizarlos y afectar su estudio, decidió no llevarlos esta vez con ella. Su vocación de cuidado es tan grande que decidió vivir esa tristeza y el reclamo de su familia por irse lejos.   

Ya van 19 años desde que decidió prepararse para cuidar mejor a sus hijos, pero también a los hijos de otros, a otras personas que también se enferman o sufren accidentes y a quienes requieren asistencia hasta para lo más indispensable.    

Cada día, como enfermera profesional, acompaña la enfermedad de sus pacientes dispone su medicina y coordina sus exámenes.   

A Diorling le importa cada vida que toca y la recuperación de cada persona que acompaña con sus palabras, sus cuidados y hasta con sus oraciones. Para ella, cuidar, es dar lo mejor de sí misma por quien más lo necesita.

En Antioquia se trabaja en el plan de economía del cuidado del departamento que promueve el cuidado como un derecho garantizado por el estado, el reconocimiento de su importancia y la búsqueda del equilibrio entre hombres y mujeres.

¿Cuáles son los cuidadores que más valoras y reconoces?

Cuidar por vocación también #estrabajo

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