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Ver el descanso como una parte fundamental de una mayor productividad puede ser la meta común para entusiasmarnos con la idea de que seamos un departamento que descansa sin sentir culpa.

Una encuesta realizada por Comfama acerca de cómo están los hábitos en Antioquia reveló que 8 de cada 10 antioqueños consideran que es más importante sentirse productivos que tener tiempo de ocio y descanso. Por eso Lucía Rendón, una mujer periodista de 29 años nos comparte su experiencia personal de cómo transitó de la culpa al descanso sin remordimiento.

Desde pequeña, la labor incansable de mis padres por mantenernos se notaba. Papá, siempre ausente por trabajo, y mamá, además de la oficina, sustituyendo el descanso del fin de semana por el cuidado del hogar. El lujo del ocio era inexistente, supeditado a las apremiantes necesidades básicas.

Empecé a trabajar a los 18, hoy tengo 29 y nunca he tenido unas vacaciones oficiales. Los contratos laborales cortos y el freelance no lo han permitido, sin embargo, ya me di cuenta de lo vital que es descansar y ser guardiana de mi tiempo libre.

Desde que tengo uso de razón amo dormir, lo hago con facilidad y lo asumo como un momento de plenitud y recarga conmigo misma, lo de dormir las ocho horas diarias es un compromiso conmigo; sin embargo, ese compromiso tambaleó como un jenga cuando mezclé dos empleos al tiempo con mi ímpetu de creerme capaz de hacer mucho más de lo humanamente posible. Mi falta de límites tuvo consecuencias.

Un domingo, para cumplir con una entrega de la oficina, trasnoché hasta las tres de la madrugada, sin importar que a las seis de la mañana debía estar en otro trabajo.

Una vez en la vida se vale hacerlo, tal vez dos y hasta tres, siempre y cuando sea estrictamente necesario. Sin embargo, ese no fue mi caso, por alguna razón vi que empezó a volverse algo recurrente. Mi mamá lo notó por mis ojeras de koala, me pidió que me cuidara, pero ignoré el aviso. Hasta que un día me descubrí, dormida, ante la pantalla del computador en ambos empleos. Eso ya era grave. No rendía ni en un empleo, ni en el otro, me la pasaba agotada las 24 horas del día, era como un círculo vicioso.

Romper con eso exigió aprender a rechazar demandas, reflexionar acerca de las cosas que sí hacía, ser consciente de mis límites y a combatir la culpa que acompañaba mis momentos de pausa, un sentimiento, que cuando lo expresé, resultó ser sorprendentemente común.

Resguardar mi tiempo libre me hizo notar que cuando descansaba bien, rendía bien, de hecho, hacía más y lograba concentrar mejor; eso fue, sin duda un impulso en mi camino hacia el descanso libre de culpas.

Sé que las fórmulas universales no existen y que las lecciones ajenas rara vez se toman en cuenta, aún así ofrezco mi relato y algunas reflexiones para quien busque reconciliarse con la tranquilidad del descanso.

Guía rápida para empezar a descansar sin culpas

  • Un cuaderno para el éxito: cultiva el hábito de anotar diariamente tus éxitos y avances en un diario personal. Este acto te permitirá valorar tus esfuerzos y te ayudará a mantener a raya el perfeccionismo.

  • Primero tú: aprende a ver el autocuidado como un acto de responsabilidad, y no de egoísmo. Aceptar que atender tus necesidades es fundamental transforma inmediatamente tu relación contigo mismo.

  • Reconoce tus contribuciones: mantén una lista actualizada de tus aportes y esfuerzos para con los demás. No es un ejercicio para llevar la cuenta, sino un recordatorio constante de tu generosidad. Esto te servirá para reafirmar que mereces descansar.

  • Tente compasión: pregúntate siempre si juzgarías a los otros con la misma severidad que lo haces contigo. Esa nueva perspectiva puede ser liberadora.

El valor del descanso

Néstor Sánchez Londoño se interesó en la recreación por sugerencia de un amigo. Esta elección marcó su trayectoria profesional y académica; es tecnólogo en recreación y sus investigaciones, estudios de maestría y doctorado siguen esa misma línea. Conversamos para comprender cómo podemos convertirnos en una Antioquia que descansa sin culpa

¿Por qué a los antioqueños nos cuesta descansar sin culpa?

Lo primero que es importante aclarar es que esta no es una discusión nueva. Hay una investigación muy bella de Pilar López que habla de que el trabajo no siempre ha sido la máxima de la sociedad; de hecho, hay momentos de la historia donde a quien trabajaba se le consideraba esclavo y que lo que la gente debería tener era tiempo de ocio. Eso se trastocó en la Edad Media cuando surgió la concepción de que el trabajo era necesario para la salvación y para ganarse el pan, una idea fuertemente influenciada por la iglesia Católica. Esta perspectiva fue enfatizada reiteradamente hasta arraigarse profundamente en la sociedad. En la actualidad, esta noción persiste, haciéndonos creer que debemos trabajar incansablemente, lo que a su vez nos dificulta valorar y disfrutar del ocio, del tiempo libre para el disfrute personal y el encuentro social. El escritor Nicolás Buenaventura resalta la importancia de lo que se podría considerar trivial, como «hablar mierda», que en realidad cumple una función sociológica fundamental en la cohesión social.

¿Cómo nos beneficiaríamos de un cambio de visión acerca del valor del descanso? La expresión «el tiempo es oro» nos ha llevado a creer que siempre debemos estar ocupados. Pero el tiempo también es para ser feliz, no solo para generar ganancias económicas. Una familia que pasa todo el día en un parque, aunque llegue cansada, ese tiempo es pura ganancia para la vida familiar, las relaciones, el fortalecimiento de vínculos y el reconocimiento mutuo. El descanso tiene muchos beneficios, pero la sociedad industrial solo lo ve como una forma de recuperar fuerza laboral. Esto debe cambiar.

¿Hay algo en particular en Antioquia que cree que deberíamos cultivar más para mejorar nuestra visión del tiempo libre?

Sí, por ejemplo, la Ruta Lechera que hice con mi familia. Deberíamos promover más experiencias como esa, para que la gente aprecie el territorio y la naturaleza. Necesitamos generar más espacios de contemplación y un mejor equilibrio entre trabajo y ocio porque ambos son capacidades centrales en la vida humana, como dice Martha Nussbaum. No se trata de que uno sea más importante que el otro, sino de encontrar un equilibrio. Ese equilibrio podría ser el antídoto contra la culpa asociada al descanso.

#UnaAntioquia que hace del descanso un hábito

¿Cómo cuidas y disfrutas de tu tiempo libre?

Etiquetas:

Descanso
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