Cualquier edad es buena para descubrir el propósito de vida, esa es una de las claves para vivir mejor.
Carmen Rosa escuchó de sus familiares: «¿Vos, ya tan grande, para qué vas a estudiar?», cuando decidió inscribirse en un postgrado en salud ocupacional. Pero esos comentarios no la afectaron. Tenía claro que seguiría aprendiendo mientras la vida se lo permitiera. Su único temor era adaptarse a la tecnología, pero en lugar de intimidarse, lo enfrentó con determinación, desarrollando su capacidad para pedir ayuda, explorar, equivocarse y mejorar. Así, se demostró a sí misma que a cualquier edad se puede seguir aprendiendo.
Antes de esa especialización, Carmen ya había encontrado su propósito: cuidar a los demás. Por eso estudió fisioterapia, una profesión que luego dejó para ayudar a su esposo a manejar tres supermercados y una distribuidora de abarrotes. «Cerrar mi consultorio y dedicarme a algo para lo cual no me había preparado fue devastador», confiesa. Sin embargo, durante los 25 años que trabajó en el negocio, se negó a abandonar por completo su vocación por la salud y el bienestar, y organizaba rutinas de baile y actividad física para más de 40 empleados, manteniendo viva su pasión.
En 2016, su esposo cerró la empresa. Para él, fue el fin de un sueño; para Carmen, una oportunidad para renacer. Retomó su carrera y la puso al servicio de otros, difundiendo su hoja de vida y asesorando a entidades del Estado y aseguradoras de riesgos laborales durante seis años. Mientras tanto, sus hijas, Laura y María Paz, la alentaban a seguir adelante y no renunciar a sus sueños.
A pesar de esto, Carmen sentía que aún había más por explorar. En 2022 decidió certificarse co - mo instructora de yoga, convencida de que esta disciplina sería el complemento perfecto para combinar con la fisioterapia. Fue una experiencia placentera debido a que su corazón le decía que ese era el camino. «El yoga es un camino de co - nexión entre el cuerpo y la mente. A través de él, restauras tu cuerpo de manera sutil y también im - pactas lo mental y emocional», expresa.
Ahora, cuando Carmen mira hacia atrás, con la experiencia y claridad que dan los años, se sor - prende de sí misma y se admira por haber seguido siempre su corazón.
Además, ha encontrado un estilo de vida que no solo le brinda bienestar a ella, sino también a quienes acompaña en su camino. Carmen descubrió que vivir mejor con los años significa invitar a otros a recomen - zar, a entender que el propósito de vida no es lineal ni fijo: se construye día a día, se pule con el tiempo y, sobre todo, nunca es tarde para encontrarlo.
Una herramienta para descubrir tu propósito de vida
Patricia Echeverry Blair, coach ontológica y organizacional, nos comparte cómo el ikigai —una metodología de autodescubrimiento japonesa— puede ayudarte a encontrar tu propósito en cualquier etapa de la vida.
¿Qué es el ikigai? Es una técnica que, a través de preguntas profundas, te guía para descubrir tu propósito. Algunas de esas preguntas son: ¿quién soy?, ¿cuáles son mis pasiones, habilidades y competencias?, ¿qué legado quiero dejar?
¿A qué edad puede realizarse? No hay una edad ideal para empezar. Cualquier persona, en cualquier etapa de su vida, puede iniciar este camino cuando sienta que es necesario.
¿Por dónde empezar? Inicia con un diálogo interno permanente y saludable. Cultiva el amor propio y reconoce tus talentos y contribuciones hasta el momento.
¿Qué es lo que siempre has querido hacer y compartir con las y los demás?
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