Luis nunca ha pensado en la vejez porque se ocupa de vivir sus años con plenitud. A los 75 es mochilero y un convencido de vivir la ciencia del ocio.
Todo comenzó así:
- ¿Don Luis lo puedo llamar para entrevistarlo?
- ¿Doña Lina y si nos encontramos mejor?, y si me dice don Luis le digo doña Lina.
Con Luis me encontré en la librería, me sacó ese día de la pantalla y hoy se lo agradezco. Coincidimos mirando libros y nos sentamos a conversar en compañía de Gloria, su amiga.
Luis no quiere hablar sobre la pregunta por el envejecer, advierte que él es la persona menos indicada, es más, me dice que le diga joven Luis y se ríe. Dice que él no se siente viejo porque el único que envejece es quien no tiene un propósito o proyecto de vida.
Si bien por su profesión como sociólogo, recorrió infinidad de lugares del país, profundizó el viajar, el contemplar y el estudio de los problemas sociales luego de jubilarse en el 2011.
El impulso lo vivió después de la muerte de su esposa Susana en el 2018 y la salida del nido de sus hijas Sara y Verónica. Su travesía empezó justamente con sus hijas con las que se fue a mochilear, recorrieron 1.500 km del Asia, visitaron siete países, usaron 37 medios de transporte y caminaron horas y horas para llegar a lugares en los que Luis se sintió vivo viendo cómo subía, sin esfuerzo, un templo de 200 escalones, mientras sus hijas de 35 y 31 años se quedaban atrás por el cansancio. Un logro que atribuye al cuidado de su salud.
Actualmente, Luis tiene el privilegio de gozar de lo que él llama la vida sencilla; levantarse a las 6:00 a.m., disfrutar el río entre 7:45 y 9:30 de la mañana, recibir sol en una piedra, hacer ejercicio una hora y media, almorzar con vecinos, leer, carpintear en torno de madera, y a veces, reunirse con un grupo de estudios porque quiere conocer a fondo su territorio: San Rafael.
Sobre el estilo de vida de su padre: Sara solo puede decir que quiere llegar a los 70 años con la mentalidad y vitalidad de su papá, con ganas de hacer todo tipo de cosas, porque como le enseña él, «uno vive hasta el día que se muera».
Me separo de Luis y Gloria viendo que comprará el último libro del filósofo Byung-Chul Han «El espíritu de la esperanza». Aunque él no lo sabe, Luis me deja una sensación de esperanza y una motivación de vivir el viaje y los viajes de la vida con los brazos abiertos.
¿Cómo imaginas tus años de plenitud?
Los años de la plenitud
Luis se considera un «ociólogo» una profesión que en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española no existe, pero en su vida sí. Un vivir dedicado al ocio y al viaje porque quizás, como dijo Fernando González en Viaje a pie; «la salud, la conservación de nuestra elasticidad juvenil, son finalidades del viaje».
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