La Fundación Secretos para contar, con su estrategia de promoción de lectura, soluciona el acceso a los libros de millones de familias antioqueñas, así dignifica y democratiza el acceso a la cultura y la educación en la ruralidad.
Problema
La última vez que en Colombia se desarrolló una iniciativa para entregar libros fue con la Biblioteca Aldeana entre 1934 y 1936. En la mayoría de las familias rurales solo se lee algún manual de instrucciones, una esquela o la biblia para que la lectura y la escritura aprendida no se olvide. Además, de acuerdo con un estudio del Ministerio de las Telecomunicaciones, la conectividad en hogares rurales en Antioquia es inferior al 14 %, y en sedes escolares solo del 17,4 %, según el DANE; lo que limita el acceso a la literatura y al ejercicio de leer y escribir.
Hace 10 años, Vanessa Escobar Rodríguez se tomó una decisión que cambiaría su vida. Estaba entre dos ofertas laborales que tocaban profundamente sus emociones y se decidió por una que la hacía feliz: el trabajo con la infancia, el campo, la enseñanza y la literatura. Así fue como llegó a la Fundación Secretos para contar y desde entonces es su directora de educación.
¿Qué leen las familias en el campo? ¿Tienen acceso a los libros? Con estas y otras preguntas relacionadas con la educación rural y el acceso a la literatura, inició la historia de la Fundación en el 2004.
Vanesa decidió aportar desde su formación, como licenciada en lingüística, al propósito de acercar la literatura a familias campesinas y docentes.
La Fundación recorre los territorios rurales de Antioquia indagando mediante encuestas por los temas que las familias del campo quisieran conocer y a través de libros escritos en un lenguaje sencillo, claro y cercano, comparten historias basadas en conocimiento científico y, también, saberes tradicionales, promoviendo un verdadero intercambio de saberes.
«En la ruralidad de este país, las familias del campo no tienen acceso a la lectura ociosa, a la lectura por placer. No tienen acceso a libros que les brinden nueva información y conocimientos», dice Vanessa.
Hasta ahora, Secretos para contar ha llevado al campo antioqueño más de siete millones de libros y no solo a los hogares sino también a las escuelas rurales. Allí capacitan a los docentes y trabajan con ellos para sacarle provecho a las historias publicadas en los 28 libros que nutren sus colecciones.
La Fundación tarda dos años completos en darle la vuelta al departamento y trabajar en 4.500 veredas con sus promotores de lectura, que visitan las zonas rurales más apartadas en, por lo menos tres ocasiones, y acompañan a familias, niños y docentes con quienes comparten libros y guías de trabajo que pueden llevar a sus casas y escuelas.
Para Vanessa, la clave de esta solución es mirar al campesino como una persona que tiene el mismo derecho a querer libros y acercarse con amor, curiosidad y placer a la literatura.
Solución
La Fundación Secretos para contar realiza encuestas para conocer los temas de interés de las familias campesinas, trabaja estos con un equipo editorial interno y externo, escribe el contenido de forma clara y sencilla y visita las veredas del departamento llevando libros a familias y docentes.
ABC de esta solución
Explorar la necesidad de las comunidades frente al acceso a los libros.
Identificar la voluntad de las familias campesinas por aprender.
Escribir acerca de temas diseñados para las familias del campo en un lenguaje sencillo.
Procurar diccionarios para que, ante las palabras desconocidas, no se abandone el libro.
Aliarse con los maestros y brindarle una herramienta escolar.
Brindar lentes para quienes sufren de presbicia.
¿Dónde compartiste con otros una historia inspiradora?
#HagamosQueSuceda en las zonas rurales.
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