La posibilidad de elegir

A los 16 Alexander García salió del colegio y se enfrentó a una pregunta que le hizo su mamá: «¿usted va a estudiar o a trabajar?». Ella le aconsejó que estudiara, pero él era joven y tomó esas recomendaciones amorosas como cantaleta, por eso prefirió salir a las calles, de Belencito Corazón, a buscar trabajo.

Rápido encontró qué hacer como ayudante de construcción y como lavador de carros. Decidió irse de casa, durante dos años varios familiares lo recibieron y otras veces vivió en la calle.

Alexander no era bueno para el trabajo físico y lo sabía, por eso cada jornada le costaba más que a sus compañeros. En cambio, lo que no lograba con su cuerpo sí lo hacía con su cerebro, todo el mundo le decía que era rápido de mente.

Cuando cumplió los 18 sintió que ya no era un niño y que tenía que tomar un rumbo. La pregunta inicial de esta historia volvió a hacerse presente: ¿sigo trabajando o será que mejor estudio?

Volvió a su lugar seguro: su familia, para tomar esa decisión importante: su mamá le dijo «¿mijo si no estudia qué trabajo distinto va a conseguir?» Esa era una gran pregunta, más cuando lo que Alexander quería era un empleo en el que no tuviese que madrugar tanto ni hacer tanto esfuerzo físico.

Esa conversación familiar le permitió reflexionar acerca de su situación y dirigió su atención más allá de su entorno cotidiano, asimismo, comenzó a explorar otras alternativas. A través de un excompañero de colegio terminó en un grupo juvenil y de allí lo invitaron a una iniciativa llamada CódigoC13, liderada por Son Batá, donde le enseñaron programación web. Alexander se integró fácil y empezó a destacar por su habilidad natural para el código.

Luego de 8 meses de aprendizaje pudo graduarse y a la semana, engancharse laboralmente con una empresa argentina. Desde ese día y como si las palabras que dijo hace 6 años hubiesen sido premonitorias, maneja sus tiempos de trabajo y lo hace desde su propio escritorio.

Las conversaciones en la familia García Pulgarín han cambiado radicalmente; ya no giran en torno a qué hacer primero, sino que ahora se centran en cuál será la institución en donde estudiará Alexander.