Estudiar como motor de progreso
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Conversamos con Alberto Hoyos, presidente de la Compañía de Galletas Noel y líder de la Mesa de Talento del Comité Universidad Empresa Estado (CUEE), sobre la educación como motor de transformación de vidas y entornos, y sobre las oportunidades para fortalecer capacidades que impulsen el progreso y la movilidad social.

¿Qué relación hay entre la educación y el progreso?

La relación entre la educación y el progreso es completamente directa. La educación habilita a las personas para transformarse a sí mismas y transformar su entorno. Cualquier tipo de educación contribuye a formar la mente y, sobre todo, el comportamiento, permitiendo enfrentar los retos de la vida de una mejor manera y, por lo tanto, generar un impacto positivo en su entorno y en la sociedad.

Cuando hablamos de movilidad social pensamos en ingresos, pero ¿qué otras formas de progreso habilitan la educación?

La educación eleva la calidad de las conversaciones y la manera en que las personas se relacionan con su entorno. Cuando esto ocurre, se generan espacios de co-creación y construcción colectiva, lo que amplía las posibilidades de desarrollo en múltiples dimensiones.

¿Qué experiencia o historia le ha recordado el poder transformador de la educación?

Cerca de 15.000 jóvenes han pasado por la plataforma de conexión de talento del CUEE 2.0, logrando impactar positivamente su formación. Han tenido la oportunidad de resolver problemas reales de las empresas y comprender de primera mano sus necesidades. Cuando logramos cerrar las brechas entre la formación que ofrecen las instituciones educativas y las demandas del sector empresarial, se fortalecen la productividad, la innovación y la empleabilidad.

¿Cuál cree que es el reto más urgente para que la educación en Colombia sea un motor de bienestar colectivo?

La juventud está cambiando sus preferencias educativas: muestran menos interés en ciclos largos y buscan cerrar brechas de conocimiento de manera ágil para avanzar hacia su propósito de vida. Aprovechan acreditaciones, MOOCs (cursos masivos en lí - nea), educación para el trabajo y formación técnica y tecnológica. El reto es que comprendan que la educación no termina en esas primeras etapas y hoy el paradigma es estudiar y trabajar simultáneamente a lo largo de la vida. Si este modelo se fortalece y articula bien, puede impulsar el bienestar colectivo en Colombia.

En un panorama de IA y automatización, ¿qué habilidades deberíamos priorizar desde la educación básica?

La IA y la automatización ya hacen parte de nuestra vida coti - diana y no son opcionales. Por eso, desde la educación básica debemos priorizar habilidades que permitan a niñas, niños y jóvenes, y también personas mayores, aprender a usar estas herramientas para vivir mejor, ampliar su capacidad de conocimiento y tomar mejores decisiones para aportar a la evolución del progreso de la sociedad.

¿Qué le diría a una familia, un joven o un maestro que siente que la educación ya no promete futuro?

La educación debe entenderse como un proceso continuo que dura toda la vida. Más que apresurarse a completar todas las etapas formativas, es importante asumir que cada paso, desde la educación para el trabajo hasta un doctorado, aporta al desarrollo personal y profesional. El reto es sembrar en los jóvenes la idea de que cerrar brechas de conocimiento es un camino permanente, especialmente en un mundo que cambia rápidamente debido a la masificación de las tecnologías.

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