Conversamos con Soraya Montoya directora de la Fundación Saldarriaga Concha, entidad que trabaja por las personas mayores y con discapacidad. Nos habló acerca de los hábitos que pueden llevar a una vejez digna, también acerca de cómo podemos derribar el edadismo.
¿Podemos envejecer bien?
El envejecimiento es un proceso único para cada persona. Influyen factores como el entorno y las decisiones personales a lo largo de la vida. Envejecer bien, según la OMS, implica vivir de manera plena y digna, manteniendo la capacidad de hacer lo que es importante para cada uno. Esto requiere acceso a servicios básicos, cuidado de la salud física y mental, posibilidades de ahorro, desarrollo de nuevas habilidades y la creación de redes de apoyo. Es esencial aceptar el envejecimiento como un proceso natural y una oportunidad para una vida satisfactoria.
¿Cuál es el rol de los hábitos si queremos envejecer con más salud y vitalidad?
Los hábitos son esas conductas que realizamos de manera regular, continua e idealmente que llevan a un aprendizaje y, algo muy importante, pueden modificarse o reeducarse. A lo largo de la vida, hay hábitos que aportan en la construcción de un proceso de envejecimiento más saludable y activo: comer saludablemente, hacer ejercicio físico, leer, tener espacios de interrelación social, entre otros.
¿Qué es el edadismo, qué sesgos tenemos sobre envejecer y cómo podemos erradicarlos?
El edadismo es la discriminación hacia las personas mayores, basado en prejuicios como su supuesta fragilidad o pasividad. Estos estereotipos afectan su inclusión laboral y social, a pesar de que muchas son activas y contribuyen a la sociedad. Es crucial valorar la vejez como una etapa valiosa, enfocándose en las oportunidades y logros de las personas mayores.
¿Qué diálogos intergeneracionales podríamos proponer en nuestras familias, empresas y comunidades para no caer en el edadismo?
1. En familia:
Conversaciones familiares: charlas informales en casa en las que tanto jóvenes y mayores compartan su visión sobre un tema de interés. Hacernos esas preguntas que no pensábamos hacer o que no haríamos, acerca de nuestras historias, nuestros miedos, nuestras expectativas, hace que las relaciones sean más cercanas.
Actividades conjuntas: la lectura, los juegos de mesa, el uso de tecnologías, el ejercicio físico, la cocina, el baile. Cualquier actividad humana es viable hacerla conjuntamente, el punto es hacerla.
Historias de vida: escuchar la historia de vida de las personas mayores puede abrirnos los ojos sobre las distintas etapas que atravesamos. Contar esas vivencias ayuda a las y los más jóvenes a aprender de la experiencia y valorar sus propias realidades.
2. En las empresas:
Mentoría bidireccional: crear programas en los que todos y todas aprendan, en los que las personas mayores puedan aportar su experiencia y conocimientos sobre la empresa y las y los jóvenes enseñen sobre nuevas tecnologías o tendencias actuales. Esto no solo beneficia a ambas partes, sino que crea un ambiente de trabajo más inclusivo.
Planes de carrera flexibles: facilitar que las y los empleados mayores puedan hablar abiertamente sobre sus planes futuros, como reducir su carga de trabajo o prepararse para su jubilación. Involucrar a las y los más jóvenes en esto propicia un aprendizaje colaborativo y permite un proceso gradual hacia la pensión, disminuyendo la percepción de desplazamiento o de no valoración.
3. En la comunidad:
Foros abiertos: crear espacios en los que las personas de todas las edades puedan debatir sobre temas que les afectan, como la salud, el trabajo, la educación, y por supuesto, el envejecimiento.
Programas en las instituciones educativas: el aprendizaje compartido, la educación conjunta, las mentorías permiten además del encuentro intergeneracional, la vinculación social desde cualquier edad y el reconocimiento en lo pragmático del valor de la otra persona.
La edad biológica y la cronológica no son lo mismo pero se relacionan
Edad cronológica: se refiere al tiempo que ha pasado desde el nacimiento de una persona. Es un concepto lineal, simplemente basado en el número de años vividos.
Edad biológica: se refiere al estado de salud y funcionalidad del cuerpo en relación con la edad cronológica. La edad biológica puede estar influenciada por factores como el estilo de vida, la genética, el medio ambiente y las enfermedades. Se mide con factores como la salud cardiovascular, función pulmonar, densidad ósea, actividad metabólica y otros marcadores genéticos. Una persona puede tener una edad cronológica determinada pero una edad biológica mayor o menor a la primera.
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