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El Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos (PNIS), pese a sus imperfecciones, fue la solución para decenas de familias en Briceño, Antioquia, y el inicio de una nueva vida. 

Problema

La paz llegó con un reto para el país: la siembra de la hoja de coca en el 2016 alcanzó las 146.000 hectáreas y fue la producción más alta hasta ese momento en Colombia; miles de familias campesinas dependían de esos cultivos y era necesario que pudieran emprender proyectos legales y rentables. 

Hace seis años, los cultivos de hoja de coca eran parte de la cotidianidad en Briceño, Antioquia. Pese al arraigo cafetero, la coca era uno de los pocos productos que parecía rentable, pues grupos al margen de la ley aseguraban su compra a los campesinos que buscaban cómo subsistir.   

Guerrilleros y paramilitares recogían bultos de hoja de coca en las veredas para, luego, procesar y comercializar. Para Omar Antonio Jiménez, habitante de la vereda El Turco, fueron años de zozobra y constante amenaza, pues por el conflicto armado en el municipio, perdió a siete de sus seres queridos: «a los campesinos nos tocaban dos cosas: el trabajo y la muerte».  

El proceso de paz significó una esperanza. Así lo vivió Omar. Entre el 2014 y el 2015 se reunió con Jhon Jairo González, otro habitante de Briceño y hoy congresista por la curul de la paz, y juntos pensaron un proyecto para sustituir los cultivos de coca por café.   

En un primer momento, ante la pregunta de cómo hacerlo posible, Colombia Responde, un proyecto que apoyó la política de consolidación territorial, apareció como respuesta y a través de cooperación internacional Omar empezó su cultivo de café y creó su propia marca: Paz silenciosa. Y era silenciosa porque aún se percibía la amenaza de la guerra en el territorio mientras él persistía en su iniciativa legal, rodeado por paramilitares que hacían presencia en su entorno.  

La iniciativa de Omar Jiménez viajó e inspiró el primer piloto del Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos (PNIS) a Briceño, realizado tras la firma del acuerdo entre las FARC y el Gobierno colombiano. Luego, gracias a él, pudo erradicar por completo el cultivo de hoja de coca en sus tierras y potencializar su proyecto productivo.   

En el PNIS se invirtieron $36 millones por familia durante cinco etapas: asistencia alimentaria mientras erradicaban el cultivo; asistencia técnica integral; entrega de materiales, insumos y elementos para programas de seguridad alimentaria; un proyecto productivo de ciclo corto (cerdos, pollos o gallinas) y un proyecto productivo de largo aliento como café, cacao o ganadería.   

En 2019, Briceño estuvo muy cerca de certificarse como un municipio 100 % libre de coca, gracias a este esfuerzo por la sustitución de cultivos. Sin embargo, el conflicto armado que aún arrecia en territorios rurales y algunos retrasos institucionales derivaron en la resiembra de muchas familias. Pero no en la de Omar y otras 400 ubicadas en los corregimientos Las Auras y Pueblo Nuevo que hicieron parte de esta estrategia de sustitución.  

El PNIS fue una solución que, parcialmente, logró arrancar la coca de la tierra de Omar y de otras familias que, como la de él, ahora trabajan en sus proyectos productivos para transformar este pueblo que desde la orilla del río Cauca se construye progresivamente como un territorio que le apuesta a la paz. 

Solución

El Gobierno Nacional a través de las cinco etapas del Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos (PNIS), invirtió $36 millones por familia para que mientras erradicaran los cultivos, pudiesen alimentarse; luego asistirles técnicamente y brindarles materiales necesarios para nuevos proyectos productivos. Así finalmente pudieron tener dos proyectos: uno a corto plazo y otro de ciclo largo con y con posibilidades reales de comercialización.  

ABC de esta solución 

  1. Sensibilizar a la población sobre la importancia de la erradicación de cultivos ilícitos. 

  2. Proporcionar un sustento que permita vivir con calidad mientras se erradica.

  3. Ofrecer posibilidades para que las familias emprendan proyectos productivos rentables y sostenibles.  

  4. Garantizar vías en los territorios y facilidades para la comercialización de los productos lícitos cosechados.

¿Cómo has sacado adelante un proyecto que parecía imposible?

#HagamosQueSuceda para que todos podamos vivir en la legalidad.

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