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En un mundo digital, una carta puede parecer un gesto simple, pero encierra un amor grande, profundo y duradero. A diferencia de un mensaje efímero como un WhatsApp, las palabras en papel quedan para siempre. Ese fue el medio que Elizabeth eligió para escribirle a Isabella los sentimientos que tantas veces olvidamos expresar.

Hoy quiero escribirte, no solo como madre, sino como alguien que ha sido testigo silencioso de tu valentía, de esa luz especial que pones en cada paso hacia tus sueños. Es difícil describir con palabras lo que significa para mí verte construir tu camino, pero quiero intentarlo, porque hay gestos pequeños que en el fondo son gigantes, como tu decisión de seguir aquello que tanto amas.

Cuando Comfama te abrió la puerta para estudiar pastelería y arte dulce, no podía imaginar cuánto cambiaría esto nuestras vidas. Te vi con tus ojos brillantes, listas en mano, aprendiendo recetas y técnicas, pero también aprendiendo a creer en ti misma. Esas tardes de práctica en la cocina, los sabores nuevos que probábamos juntas, los fracasos que transformaste en aprendizajes... Cada detalle me llenó de orgullo.

Lo que más admiro de ti no es solo tu talento -que es innegable- sino tu capacidad de levantarte con más fuerza cada vez que algo no salía como esperabas. Esa dulzura que pones en cada postre refleja la fuerza que tienes dentro. Con cada pastel que decoras, con cada idea que se convierte en realidad, demuestras que la pasión y la dedicación tienen el poder de transformar vidas.

También me has enseñado algo valioso: que las grandes cosas comienzan con gestos pequeños. Ese primer pastel que vendiste fue más que un producto; fue un símbolo de tu independencia y autonomía económica, de tu voluntad para luchar por lo que amas. Ver cómo usas lo que aprendiste para crear tu propio negocio me llena de esperanza, porque sé que estás construyendo algo hermoso, no solo para ti, sino para nuestra familia.

Todos hemos podido colaborar de alguna forma: probando tus postres, dando ideas o simplemente alentándote. Sin darte cuenta, tu pasión nos ha enseñado a soñar en equipo, a compartir metas y a celebrar juntas cada logro.

Gracias, hija, por recordarme que los sueños no tienen edad ni límites, y que los pequeños pasos, esos que a veces parecen insignificantes, son los que construyen caminos hacia el futuro. Comfama y el Cesde te regalaron una oportunidad, pero eres tú quien la está convirtiendo en un destino lleno de esperanza.

Sigue soñando, sigue creando, sigue caminando con esa mezcla de dulzura y determinación que tanto te caracteriza. Yo estaré aquí, siempre admirándote, siempre apoyándote, siempre celebrando cada pequeño acto de amor que haces realidad.

Con todo mi cariño y mi orgullo,

Mamá

¿Cuándo fue la última vez que le escribiste una carta a alguien?

Isabella es el motivo de orgullo de la familia, ganó una beca en el Cesde, sus perspectivas de futuro crecen como las plantas que siempre crecen en busca del sol. Ella y su mamá, quien decidió escribirle una carta, son afiliadas a Comfama. Dibujo: Adorno floral con fresa, Peter Bauer, 1898.

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diciembre 2024cartaamorsentimientos
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