¿Creamos una empresa familiar?

William Franco es un ingeniero electrónico de 65 años. Cuando estaba todavía a una dé - cada de recibir su pensión, se preguntó: ¿cómo puedo de - volverle a la sociedad un poco de mi conocimiento y experiencia laboral luego de 40 años de trabajo?

Les preguntó a sus hijos: — ¿Será que creo una empresa? — Pa, ¿qué necesidad de ponerte en esas en este momento cuando aún falta mucho tiempo para que te jubiles?, le preguntaban sus hijos José y Mauricio. — Hijos, no quiero esperar a que me ‘toque el turno’. Si puedo empezar a estructurar ahora una idea para crear una posible empresa en el futuro, mejor. He notado que muchas personas necesitan orientación sobre sus ideas de negocio y empren - dimientos. Entonces creo que yo podría poner a disposición mi experiencia para apoyarlos. Además, puedo planear desde ya una jubilación mu - cho más activa. No me imagino quieto, todo el día en la casa, —decía William.

José y Mauricio pasaron de la incredulidad a la ayuda, cuando vieron que la idea de papá iba muy en serio y empezaron a animarlo cada noche y fin de semana que se dedicaba a rayar la idea y ponerla a rodar. En especial tenía dos desafíos: poner sus productos a prueba y formalizar la empresa. El emprendimiento de papá pasó a ser un proyecto de familia.

—¿Cómo ven esta metodología? ¿Qué cambios le harían? —les preguntaba William, desde un table - ro que había en casa, a sus hijos. José aportaba sus ideas como ingeniero y Mauricio, como diseñador.

—Pa, ¿y si ponemos esto a prueba con unos compañeros de la universidad que tienen la idea de sacar adelante un proyecto?— le propuso Mauricio, el hijo menor. Lo hicieron y aprendieron varias cosas, como que no había cliente pequeño o grande y que mediante la escucha activa de esos posibles clientes, había oportunidades de crear servicios a la medida.

En 2012 William recibió su jubilación. Decidió tomarse unos meses para ir de vacaciones con sus hijos al mar y en unos meses puso en marcha su plan.

12 años después sigue trabajando en Augur, su empresa, lo acompañan, según el proyecto, siete personas y ha asesorado a 80 empresas con sus consultorías. En casa, las conversaciones giran en torno a compartir constantemente lo que cada uno sabe. Los hijos de William, José y Mauricio, ven en su papá el ejemplo de crear empresa, sin necesidad de jubilarse.