La política está más conectada con nosotros de lo que pensamos, hace parte de nuestra vida cotidiana y tiene relación directa con quiénes somos, nuestros valores y metas. Por eso, los resultados electorales nos producen emociones. Conversamos con la politóloga Tiffany Botero y el sicólogo Andrés Cardona para obtener algunas explicaciones y consejos de lo que nos pasa luego de un proceso electoral.
Si gana tu candidato/a:
Exige más: votar solo es el primer paso. De la victoria se desprenden nuevas responsabilidades como ser atento y crítico a la gestión de ese gobernante al que le entregaste tu confianza.
Cambia de opinión, si es necesario: si luego de celebrar te das cuenta de que ese candidato tiene más errores que aciertos, recuerda que siempre serás libre de cambiar de opinión, de reflexionar y de repensar tus afinidades políticas.
Cuidado con sentirte superior: un triunfo electoral es semejante a si hubiéramos alcanzado una meta personal o social, que nos acerca a nuestra autorrealización. Sin embargo, ten cuidado con sentir que eres dueño de la verdad absoluta, recuerda que la propuesta de tu candidato pudo haber sido la mejor para un momento determinado, no para siempre.
Si fuiste el único de la familia en votar diferente: no te sientas culpable de tu voto. Se trata de una expresión de tu esperanza acerca del futuro y no significa que estés en contra de las personas a las que amas. Ábrete al diálogo, escucha y no caigas en la burla.
Si pierde tu candidato/a:
Recuerda que no eres el único: perder una elección no es un fracaso personal, sino un resultado colectivo, de hecho, en un país como Colombia el abstencionismo es alto, esto quiere decir que no todas las personas que pueden votar lo hacen. Seguro muchas otras personas piensan y se sienten como tú y encontrarán otros mecanismos para hacer contrapeso.
Detrás de cada persona hay un programa: puede que el personaje por el que votaste no venciera, pero no olvides revisar qué representantes o elementos del programa de gobierno que representaba sí fueron elegidos; tu voto fue útil para que eso sucediera.
Que se oiga tu voz: no te aísles ni te resignes. Tu participación ciudadana no se acaba con el voto. Tienes derechos y deberes que puedes ejercer en otros espacios, por ejemplo: las veedurías, el seguimiento, la protesta y el diálogo.
Ponte un límite: se vale estar triste y vivir el duelo, pero es necesario ponerle un límite al proceso. La psicología deportiva recomienda darse entre 24 y 48 horas para estar completamente triste. Luego de eso es necesario reenfocarte en las oportunidades del presente y del futuro.
¿Qué nos dice el voto en blanco?
Votar en blanco es legitimar el sistema electoral aún sin encontrar un candidato que represente las necesidades y aspiraciones del ciudadano.
¿Cómo afrontas las emociones que te producen los resultados de las elecciones?
#VotarEsCuidar y aceptar con tolerancia los resultados de la democracia
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