Lina María Aristizábal Durán, líder de Educación y Formación de la Fundación Saldarriaga Concha, nos propone pasos y reflexiones para que las personas que enseñan implementen la inclusión en sus clases y transformen los sesgos en torno a la neurodiversidad.
Un entorno de aprendizaje inclusivo es, ante todo, un espacio que debe ser accesible, seguro, acogedor, estimulante y flexible para que las y los estudiantes participen y aprendan en conjunto. Esta pedagogía reconoce los intereses y características propias de cada persona, al promover el aprendizaje y la participación en un ambiente de respeto, equidad y colaboración. Para lograrlo, te compartimos algunas recomendaciones y decisiones que pueden transformar las aulas en espacios más inclusivos.
Adaptaciones ambientales y sensoriales
Mantén el aula organizada con etiquetas visibles para materiales y áreas, esto facilita la autonomía de quienes estudian.
Crea espacios tranquilos
Designa un área del aula como «zona de calma» o «espacio de regulación», donde quienes lo ocupan puedan retirarse brevemente si se sienten abrumados por la estimulación sensorial.
Control sensorial:
Visual: minimiza el desorden visual, usa colores neutros en paredes y reduce reflejos. proporciona opciones de iluminación como luces tenues o lámparas individuales.
Táctil: ofrece diferentes texturas en los materiales de aprendizaje (telas de algodón peinado, franela, muselina, peluche corto, entre otras). Permite el uso de juguetes antiestrés o fidget toys discretos si contribuyen a la concentración. También puedes optar por juguetes con diversas texturas, preferiblemente en silicona.
Auditivo: reduce el ruido de fondo. Considerar el uso de auriculares con cancelación de ruido para estudiantes sensibles. En caso de no tenerlos, también pueden servir auriculares (sin emitir ruido) o tapones de espuma o silicona. Establece señales visuales para indicar «momentos de silencio».
Estrategias pedagógicas
La clave en las estrategias pedagógicas es la interseccionalidad, la posibilidad de que las y los estudiantes elijan lo que les resulte mejor para estar bien en el aula de clase.
Flexibilidad curricular
Reconoce que cada estudiante es único; algunos pueden necesitar ajustes ocasionales y otros, apoyos permanentes para aprender y participar. Aceptar que todas las personas son diferentes Cuando este principio se asume en el aula, la flexibilidad curricular se integra de forma natural y sin estigmatización. La diversidad deja de ser una barrera y se convierte en un valor que enriquece el proceso educativo. Trabajar la diferencia desde el juego y la lectura es una gran alternativa para reconocer las fortalezas de cada estudiante y cómo estas se interrelacionan con las de otros para darnos valor desde la complementariedad y la empatía.
Crea espacios de reflexión pedagógica Estos permiten que las y los docentes encuentren en el diálogo, oportunidades para afrontar los desafíos de la diversidad y construyan respuestas colectivas. Puedes privilegiar microcentros en los que prime la conversación sobre experiencias de las cotidianidades; esto será una oportunidad de aprendizaje.
Comunicación clara y directa
Usa un lenguaje preciso y evita la ironía o el sarcasmo, debido a que pueden ser difíciles de interpretar para estudiantes neurodivergentes.
Fomenta la autoabogacía
Enseña a las y los estudiantes a reconocer y comunicar sus necesidades y preferencias. Esto lo puedes hacer con la creación de un pasaporte personal de autoexpresión que contenga intereses, gustos, deseos, formas de comunicación y cosas en las que necesite ayuda.
Prevención del bullying
Educa a todo el grupo sobre la neurodiversidad y la importancia del respeto y la inclusión. Ofrece herramientas para prevenir y atender el acoso y la discriminación.
Apoyo en habilidades sociales
Proporciona oportunidades estructuradas para la interacción social. Enseña explícitamente estas habilidades si es necesario, sin forzar la socialización. Acá puedes trabajar juegos de roles o historias de la cotidianidad que sirvan para modelar algunas de estas habilidades (saludar, hacer preguntas, aceptar un no, entre otras). Usa ayudas visuales y recuerda trabajar una habilidad a la vez.
Qué significa ser un docente inclusivo:
Valoran la diversidad de sus estudiantes.
Desarrollan prácticas educativas inclusivas para que todas y todos aprendan y sean felices en la escuela, sin excepciones ni exclusiones.
Promueven una cultura de respeto y valoración por la diversidad.
Trabajan con la comunidad educativa para potenciar la educación de cada estudiante.
¿Como maestra y maestro cómo quisieras aplicar en tu escuela la arquitectura de un aula de clase inclusiva?
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