Un puente entre el aislamiento y el encuentro

En 2005, solo el 11% de las familias colombianas eran unipersonales. Trece años después, en el censo de 2018, ese número había crecido al 18,6%, representando a 2,64 millones de personas que, por diversas razones, han optado por vivir solas.

La pandemia del Covid-19 trajo consigo un cambio inesperado: el teletrabajo se convirtió en la nueva normalidad para muchas empresas. Pero, en medio de esta transformación, surge una pregunta que no podemos ignorar: ¿para cuántas de estas personas su lugar de trabajo era también su principal, o quizás único, espacio de socialización?

Sophos.gft es una empresa que se dedica a la transformación tecnológica, con presencia en Colombia, Chile, Panamá e India. Hasta hace poco, se especializaba en el sector bancario, pero ahora busca expandirse a otros mercados. Como muchas otras empresas, a raíz de la pandemia tuvo que modificar sus formas de trabajo. Al principio, todo parecía funcionar de maravilla: siendo un negocio digital, todo se podía hacer eficientemente desde casa, y los niveles de productividad incluso aumentaron. Sin embargo, con el tiempo, emergieron nuevos desafíos.

Con el paso de los meses el trabajo remoto trajo desafíos que afectaron la cohesión en los equipos e hicieron compleja la comunicación por la falta de interacción cara a cara. Por otro lado, la soledad y el aislamiento afectaban la salud mental y emocional de los colaboradores, algunos empezaron a presentar frecuentes afectaciones en su salud mental y emocional.

En busca de una solución

Sophos.gft tomó medidas iniciales como organizar encuentros de equipo cuando las restricciones del confinamiento se flexibilizaron, pero estos esfuerzos solo tuvieron un éxito parcial.

Así surgió la idea de convertir a la empresa en un puente entre los colaboradores y sus pasiones personales. La propuesta fue simple, pero ambiciosa: aprovechar Yammer, la red interna de la empresa, para crear espacios donde las personas pueden conectar con experiencias, conocimientos y momentos de encuentro con quienes comparten sus mismos intereses, desde el running hasta el poder femenino.

Lo que comenzó como un experimento tímido, con algunos colaboradores curioseando las nuevas comunidades, pronto tomó vida propia. Al principio, las inscripciones se contaban por decenas; luego, por centenas. Los grupos crecieron a un ritmo vertiginoso, alimentados por el entusiasmo de los colaboradores que redescubrían la alegría de compartir sus aficiones.

En menos de un año, lo que parecía una modesta iniciativa se convirtió en un fenómeno con más de mil participantes distribuidos en 14 comunidades activas, fortaleciendo así las conexiones auténticas, creando un ambiente de trabajo más cercano y humano, donde la colaboración fluye de manera natural.

¿Desapareció por completo la soledad en las vidas de los colaboradores de Sophos.gft? Probablemente no. Pero lo que sí ha cambiado es la manera en que los colaboradores enfrentan y expresan sus sentimientos. Los casos de acompañamiento y participación en actividades en salud mental aumentaron un 68 % respecto al tiempo pre pandemia, lo que indica que las personas se sienten más cómodas pidiendo ayuda cuando la necesitan y eso desemboca en que se crean ambientes seguros y de bienestar.

Somos seres sociales

Entrevistamos a la antropóloga María Antonia Estrada para consultarle por qué se puede estar agotando el teletrabajo.

¿Por qué el teletrabajo puede afectarnos?

Desde nuestros inicios evolutivos, los humanos somos animales sociales. No tenemos grandes garras ni dientes afilados para cazar y hemos dependido siempre de la cooperación en sociedad para sobrevivir y prosperar. Gracias a esta capacidad hemos podido construir imperios y sociedades complejas.

Estos lazos no se limitan a los vínculos familiares o consanguíneos. A lo largo de nuestra historia, también hemos creado conexiones con otras especies.

En el contexto del teletrabajo, la importancia de los vínculos sociales se hace aún más evidente. La soledad puede afectar profundamente nuestro subconsciente, generando inseguridad y desconexión.

Sin la interacción regular con otras personas, corremos el riesgo de desarrollar sentimientos de aislamiento, que a su vez pueden llevar a problemas de salud mental y social. Cuando nos conocemos y nos relacionamos con otros, desarrollamos empatía y comprensión, lo que facilita la cooperación y mejora nuestras relaciones en general.

¿Por qué es importante tener vínculos y sentir que pertenecemos a algo?

Los vínculos son esenciales para nuestro bienestar. Somos seres sociales, la necesidad de conexión con los demás es fundamental para entender nuestra naturaleza. Sin redes de apoyo, las personas carecen de apego y afecto, lo que puede llevar a la desconexión y al aislamiento.

Las redes de apoyo son lo que mantienen a las personas unidas, más allá de la responsabilidad o la compensación económica. Estas redes son vitales para que alguien se sienta realmente comprometido.

Cuando los empleados tienen un verdadero sentido de pertenencia, su compromiso va más allá del simple cumplimiento de sus deberes. Se esfuerzan por mejorar, se enfocan en su trabajo con mayor dedicación y cuidan lo que han construido.

No solo se trata de una compensación económica o de beneficios materiales, sino de sentir que su contribución es valorada, que son importantes.