Jaime Jaramillo Machado estaba absorto por el dinero y pasó de la opulencia a la escasez. Sin un peso en el bolsillo, se dio cuenta de que necesitaba sanar sus finanzas y, cuando lo hizo, decidió compartirlo con otros.
A los 21 años, Jaime se dio cuenta de que tenía un talento innato para invertir. Veía oportunidades donde otros no y esto lo catapultó en su carrera profesional. Durante 14 años, ganó tanto dinero que se sintió embriagado por él.
Este administrador de empresas y excorredor de bolsa, pensaba que, si administraba las inversiones de las empresas más grandes del país, su estilo y objetos materiales debían estar a esa misma altura. A los 22 años ya tenía un vínculo emocional tóxico con el dinero.
«Gastaba todo lo que ganaba, pedía prestado para gastar más y comprar los objetos más costosos. Sentía la necesidad de tener camisas hechas solo con hilo egipcio, relojes Rolex e ir a los restaurantes más costosos de la ciudad, creo que fui uno de los primeros en tener celular en Medellín y pagaba por cada llamada que hacía, algo que pocas personas podían hacer».
En la crisis de la bolsa en 2012 recibió una llamada: el banco no podría prestarle más dinero. Seis meses después lo despidieron de su trabajo tras perder clientes, producto de la crisis del mercado en 2008, y haber disminuido su productividad, cosa que le atribuye al impacto emocional que sentía por cuenta de su situación financiera.
Su vida dio un giro radical. Jaime y sus finanzas se fueron a pique, tuvo que dar un paso atrás en su independencia y regresar a vivir con sus papás a los 40 años. Se vio sin un peso en el bolsillo. No tenía ni para el pasaje de un bus para visitar a su hijo, cuando antes solo se transportaba en su carro último modelo.
Por más de una semana Jaime no se bañó, no salió de su cuarto y con las persianas abajo evitaba la luz del día. Se sentía culpable, avergonzado e incapaz de seguir adelante. No quería que nadie lo viera porque se sentía derrotado. Había pasado de tenerlo todo a no tener nada de un momento a otro.
Una amiga psicóloga le ofreció terapia sin costo para que hiciera catarsis y con ella se sintió capaz de volver a empezar. Ahora podía pensar en esta experiencia como un aprendizaje y no como una derrota y comprendió que su valor no estaba definido por cuánto tenía, sino por quién era, aunque esto le sonara obvio apenas lo entendía.
Además, le importaba que su hijo lo supiera también y no repitiera sus errores o si se equivocaba, pudiera reconocerlos y arreglarlos, como él lo estaba intentando. Entonces finalmente decidió salir a la calle. Pidió trabajo en una pizzería, a cambio de comida, y días después, allí mismo, se encontró con una excompañera que le propuso trabajar con ella vendiendo seguros. Algo que Jaime hacía muy bien.
Allí encontró una segunda oportunidad. En este nuevo empleo se dio cuenta de que, algunas empresas preocupadas por el estado financiero de sus empleados necesitaban a alguien que les mostrara cómo podrían aprovechar mejor el dinero. Después de haberlo perdido todo, se sintió un experto porque sabía lo que no debía hacerse y empezó a contarlo en conferencias empresariales.
Le dio rienda suelta a un nuevo propósito: orientar a las personas para encontrar su libertad financiera y tomar decisiones más conscientes. Esto lo llevó a fundar Finanzas emocionales en 2017, una empresa de educación financiera que, con base en todo lo que vivió, ayuda a las personas a sanar sus finanzas y prosperar.
Jaime reconstruyó su vida al ser consciente de un buen manejo del dinero, y al pensar más en qué persona ser en lugar de cuánto tener. Sin dejar de disfrutar, Jaime aprendió que no se trata de vivir miserablemente, se trata de vivir racional. «De haberlo sabido antes, me hubiera ahorrado muchas preocupaciones».
Jaime Jaramillo publicó el libro Estaba acá pensando, que relata cómo centrarse en lo esencial y tener una relación más saludable con el dinero.
Qué son pasivos y activos según Economía para la pipol
Pasivos: es básicamente la money que usted debe y que está obligado a pagar en un periodo de tiempo. Activos: son todas las cosas que son de nuestra propiedad y que esperamos que nos puedan dejar alguna ganancia en el futuro.
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