Jean Karolyn Cañas Henao tiene 33 años y una certeza: la educación transforma vidas. Una beca le abrió las puertas de la universidad; años después, ella abrió otras para su hermana. Hoy, ambas son profesionales y la prueba de que cada oportunidad educativa puede multiplicar el progreso.
Desde las 4:30 de la mañana Karolyn ya está en movimiento. Su disciplina es el reflejo de años en los que aprendió que los sueños requieren constancia. Criada en una familia de mujeres fuertes, su mamá, su hermana menor, su abuela y sus tías, creció rodeada de amor y valores en un núcleo pequeño pero poderoso.
Fue en el colegio donde descubrió que el conocimiento abre mundos que parecen inalcanzables. Sus resultados en las pruebas Icfes fueron la llave que cambió su rumbo: gracias a una alianza entre la Andi y la Universidad Eafit, recibió una beca integral para estudiar Derecho. «Poder estar en un lugar que me parecía difícil alcanzar por situaciones económicas fue un antes y un después en mi historia», recuerda. La transición no fue fácil.
Llegar a la universidad significó enfrentarse a un entorno socioeconómico distinto, pero contó con apoyo psicológico, académico y con compañeros que la acogieron. «La universidad me permitió conocer el país desde otras realidades, entenderlo y entenderme», dice.
Esa experiencia no solo le dio una profesión: la convenció del poder transformador de la educación. Hoy, como gerente de talento humano en Incolmotos Yamaha, lidera estrategias que impactan la vida de cientos de personas y sus familias.
La gratitud de Karolyn no se quedó en palabras. Cuando su hermana menor Melany quiso estudiar enfermería, ella decidió convertirse en lo que la beca había sido para ella: una puerta abierta. Hoy, Melany es profesional y trabaja por sus propios sueños. «La educación transforma vidas, por eso quise retribuir lo que una vez recibí. Es la palanca que impulsa los propósitos de cada persona», afirma.
Entre jornadas que empiezan a las 5:00 a.m. en el gimnasio y terminan en casa con su mascota, Karolyn sigue estudiando. Su propósito es claro: usar lo aprendido para aportar a la sociedad. Cuando una persona accede a una oportunidad educativa, el progreso no se queda solo en ella: se expande a su familia, a su comunidad y a las empresas que confían en su talento. Cada beca es una semilla que transforma un destino y siembra posibilidades en otros.
¿Cómo te gustaría retribuir lo que la educación te ha aportado?
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