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Medellín es una de las ciudades más atractivas en el mundo para turistas y nómadas digitales. No siempre fue así. Inexmoda, una empresa privada, fue clave para ampliar el imaginario que se tenía frente a una ciudad sofocada por la violencia y la droga en los años 90.

En la década de 1990, la capital de Antioquia se acostumbró a una triste cotidianidad: cada mañana, al encender la radio, escuchábamos los reportes de terror: bombas, asesinatos, secuestros y capturas.

¿Viajar a Medellín?, ¡ni riesgos! Entre valiente y suicida se calificaba a quien decidía visitarnos. Por ejemplo, quien escribe este texto, recuerda la historia de una mujer que vivía en otra ciudad del país y decidió, con valentía, mudarse a Medellín con sus tres hijos. ¿Cómo se le ocurre?, ¡esto por aquí está muy peligroso!, ¿qué se va a poner a hacer?, le decían.

No se arrepintió de la decisión que tomó hace más de treinta años, cuando ignoró todo lo malo que le decían de la ciudad, por confiar en que «algo bueno debía encontrar allí» y así fue. Años después, una sensación similar a la de esa mujer habitaba la mente de Alicia Mejía, directora de Mercadeo de Inexmoda y todo su equipo. Se trataba de hacer que Medellín volviera a existir en el mapa por algo distinto a la violencia.

Por muchos años pareció un imposible, que planteaba distintos desafíos: ¿qué hacer para atraer a los visitantes?, ¿a quiénes convencer para que vinieran?, ¿cómo convencerlos?, ¿cómo unir al sector textil alrededor de una misma idea? Y, finalmente, ¿cómo transmitir la esperanza, algo que no se ve, pero se siente?

Al principio, la respuesta a todo era: ¡no!, «no nos interesa», «no vamos», «¿Medellín?», «¡qué miedo!», o sencillamente ni les contestaban ni les daban la cita. Fueron meses que pusieron a prueba la persistencia e insistencia.

Los primeros «no» desanimaron, pero con el tiempo empezaron a tener el efecto contrario, avivaban la llama de las ganas de hacer que algo cambiara. Contribuir al cambio del imaginario acerca de Medellín se volvió para cada uno de los miembros del equipo de Alicia, una misión personal.

Decidieron enfocarse en que Colombiatex y Colombiamoda, dos ferias que nacieron con Inexmoda y que aún hoy existen, mostraran lo mejor del talento colombiano al mundo y recibieran, en nuestra ciudad, a grandes íconos de la moda. La primera feria nació con la intención de mostrarles prendas diseñadas y producidas por confeccionistas y diseñadores colombianos; mientras la segunda pretendía generar negocios para la cadena textil del país, alrededor de materias primas e insumos.

Además de las ferias y de tanto repetir el discurso, el equipo terminó puliéndolo y llenándolo de emociones. Alicia hoy dice que realmente en ese entonces no ofrecían nada increíble y que a veces no se explica cómo lo que lograban era vender un sueño, un «sueño posible».

1990 fue el año en el que lograron la primera feria, las cosas de a poco empezaron a cambiar. Diez años después de que se institucionalizaron las ferias lograron que, en 1999. Óscar de la Renta, quien alguna vez vistió a Jacqueline Kennedy Onassis y a Hillary Clinton, viniera a Medellín a presentar su colección de alta costura. En el 2007 fue el turno para Carolina Herrera, quien ha diseñado para Michelle Obama y, finalmente, en el 2008, el show corrió por cuenta de Ágatha Ruiz de la Prada, la Queen of Pop Art que ha expuesto su obra en distintos museos del planeta.

Casi veinte años de trabajo dieron fruto. La ciudad empezó a ser percibida de otra manera en el exterior, se reconoció su vocación industrial mientras que taxistas, restaurantes, hoteles y empresas textiles se beneficiaron económicamente. Además, Colombiamoda y Colombiatex, sobre todo esta última, son eventos de clase mundial y diseñadoras como Silvia Tcherassi o marcas como Agua Bendita, empezaron desde allí a abrirse paso en hacia el exterior. Según la Organización Mundial de Turismo, en 2019 llegaron a Medellín más de dos millones de turistas, mientras que en 1990 fueron, apenas, 604 mil. No siempre estuvimos «de moda».

Ferias como Expocamacol, enfocada en el sector de la construcción, también ha contribuido a ampliar el imaginario de Medellín ante el mundo.

El sector público también hizo su parte La Agencia de Cooperación e Inversión y el Bureau de Medellín, son dos entidades públicas que fueron creadas para promover a la ciudad como un destino turístico y de negocios.

#Welcome a Medellín, una ciudad donde habita la esperanza

¿Qué tendría que hacer el sector privado para que el proceso de internacionalización de Medellín sea más armonioso?

«El sector privado debe establecer procesos de generación de capacidades de manera articulada, pensar en el largo aliento de la ciudad y trazar metas que permitan avanzar y promover una educación pertinente, valorando la mentalidad global y la conexión con el mundo para la generación de valor». María Luisa Zapata, responsable Gerencia Social, Comfama ¿Qué propones tú?

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