Conversamos con Alejandro Olaya Dávila, gerente de la ANDI en Antioquia, acerca del ecosistema emprendedor en el departamento como motor de empleo formal y de innovación.
¿Cómo está hoy el ecosistema de emprendimiento en Antioquia y qué lo hace diferente frente al país y la región, especialmente a la luz de mediciones como el Global Entrepreneurship Monitor?
Este informe ubica al país con una tasa de actividad emprendedora de 23.6 puntos, considerada alta. Aunque no se desagrega regionalmente, otros reportes, como el Colombia Tech Report, muestra que Bogotá concentra cerca del 50 % de las startups y Antioquia alrededor del 25 %, seguidas por Cali y Barranquilla. En Antioquia predominan los emprendimientos tecnológicos, especialmente las fintech, impulsadas por cambios regulatorios y el crecimiento de la clase media, que ofrecen créditos, pasarelas de pago o custodia de divisas.
¿Cómo descentralizar las oportunidades para que el emprendimiento sea motor de desarrollo en todo el territorio?
Es un reto muy grande. En Colombia, el emprendimiento innovador y de mayor valor se concentra en las principales ciudades, especialmente en Bogotá, 50 %, y en el Valle de Aburrá y oriente, cercano al 25 %, mientras que el resto se reparte entre Cali, Barranquilla y el Eje Cafetero. En Medellín y su Área Metropolitana se ubican el 90 % de los proyectos con innovación, gracias a tres factores: talento humano calificado, acceso a capital de riesgo y un ecosistema de apoyo con incubadoras, aceleradoras e instituciones. En contraste, en otras regiones predominan los emprendimientos de subsistencia, con baja intensidad tecnológica y poco potencial de escalamiento. Estos se enfocan en agroindustria y transformación alimenticia, presentes en zonas como el suroeste, el oriente y Urabá.
¿Cómo se está moviendo la inversión en Antioquia, desde los fondos de capital hasta los nuevos mecanismos de apoyo financiero?
En la última década, las startups en Colombia levantaron cerca de cinco mil millones de dólares en inversión, lo que ubica al país como el tercero de América Latina en capital emprendedor. Antioquia obtuvo alrededor del 30 % de esos recursos, es decir, unos mil quinientos millones de dólares, principalmente en rondas privadas de venture capital. Sin embargo, la mayoría de estos fondos se concentran en etapas de aceleración, cuando las empresas ya tienen mercado consolidado, y no en fases tempranas, donde persiste la mayor debilidad. Aun así, han surgido iniciativas locales, como fondos de inversión temprana de Ruta N o Eafit, que buscan cubrir ese vacío y fortalecer el ecosistema emprendedor en Antioquia.
¿Qué sectores locales tienen hoy mayor potencial de crecimiento?
Se destacan las fintech, que han probado su viabilidad y son las más escalables, luego, el sector salud con healthtech y biotecnología, apoyado en universidades, grupos de investigación y un sólido sistema de salud que atrae turismo médico. También, tienen gran potencial las energías limpias y otros sectores clave son el agritech y la bioeconomía, con productos agropecuarios trazables y sostenibles para mercados internacionales. Finalmente, software, animación, cine y contenidos digitales, son un campo en crecimiento.
Más allá de los indicadores macroeconómicos, ¿cómo percibe que el emprendimiento está transformando la vida cotidiana de las familias y comunidades en Antioquia?
El emprendimiento formal es un motor clave de empleo y economía. Solo las 420 empresas vinculadas a la ANDI del Futuro generan alrededor de diez mil empleos directos, todos formales y bien remunerados. Además, estas compañías venden cerca de 2.4 billones de pesos al año, recursos que dinamizan la economía. Aunque el aporte actual del emprendimiento al PIB es del 0.6 %, aún bajo, se considera significativo y con gran potencial de crecimiento si logra escalarse.
El dato: Según el GEM, entre 2020 y 2023 ha habido una pérdida progresiva de apoyo institucional al emprendimiento, con mejor desempeño a nivel local que nacional, pero con una tendencia general a la baja en la prioridad otorgada por el Estado.
El dato:
Según el GEM, entre 2020 y 2023 ha habido una pérdida progresiva de apoyo institucional al emprendimiento, con mejor desempeño a nivel local que nacional, pero con una tendencia general a la baja en la prioridad otorgada por el Estado.
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