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Conversamos con Juan Carlos Mora, presidente de Bancolombia, acerca de la búsqueda del equilibrio entre lo económico y el impacto social y ambiental de los negocios.

La regeneración es un camino que para muchos de nosotros recién empieza, una visión a largo plazo y un llamado urgente a reconectarnos. Las entidades bancarias también los han asumido para procurar su relevancia. 

¿Cómo se produce valor económico velando por dejar al planeta y a la sociedad mejor de cómo las encontramos?  

Cuando se habla de sostenibilidad, lo primero es entender que hace referencia al equilibrio entre lo económico, lo social y lo ambiental, necesitamos combinar muy bien esas decisiones.  Por definición lo sostenible es rentable, si no es rentable no es sostenible.  

Hoy tenemos múltiples actores del sector financiero generando líneas de crédito para proyectos en energías renovables, movilidad eléctrica o híbrida, construcción sostenible, agrícola, con una clara consciencia de sostenibilidad y promoviendo actuaciones con otros actores económicos. Cada vez tenemos más iniciativas en las que el impacto positivo es el factor fundamental en la decisión.   

¿Cuándo y cómo se le ocurre a un banco meterse en el tema de la Sostenibilidad?  

En 2007, cuando era vicepresidente de Riesgos del banco, se estructuró el análisis de riesgos ambientales. El paso siguiente fue buscar ser parte del Índice global Dow Jones de Sostenibilidad. Solo hasta después de cuatro años de intentarlo logramos serlo. Desde que ingresamos, lo hemos liderado dos veces en el mundo, como el banco con mejores prácticas de sostenibilidad.   

¿Qué decisiones han tenido que tomar para poder conservar el rumbo sostenible?  

Un reto permanente de la estrategia de sostenibilidad es que tiene que estar cinco años adelante de lo que está haciendo la organización. Por ejemplo en 2008 la adhesión a protocolos de riesgo, implicó incorporar en el proceso de crédito la valoración de riesgos ambientales y sociales que implicaron adquirir una capacidad para poder evaluar los proyectos que estábamos financiando y los planes de implementación de esas acciones para mitigarlos y que, en la medida en que no estuvieran alineados con estándares internacionales, no podíamos financiarlo.   

Eso implicó discusiones al interior, al tener proyectos que eran rentables, pero generaban impactos que no se iban a manejar adecuadamente. Con el tiempo los clientes entendieron que esta era una visión a largo plazo, que buscaba hacer las cosas bien y que la regulación iba a aumentar las exigencias. En ese momento promovimos la Agenda de Protocolo Verde que es hoy la referencia del mercado en cuanto a la evaluación ambiental y social de los proyectos.  

¿Es posible pasar de la sostenibilidad a las culturas regenerativas? Ya se subieron a ese bus, ¿qué tan fácil o difícil sería o es?  

Sí, nosotros estamos trabajando de la mano de la cultura regenerativa, esta es una visión que tiene una orientación hacia una economía circular, pero, también, de un entorno en el cual hay que estar acompasado con los ciclos naturales. Hace algunos años bastaba con generar riqueza a través de modelos extractivos en el uso de recursos naturales y esto producía impactos significativos en los ciclos naturales. Hoy sabemos que no hay sostenibilidad sin una incorporación de modelos circulares y sin los modelos regenerativos.   

Un país como Colombia, que es potencia en capital natural, tiene muchas oportunidades para que las empresas incorporen esta cultura de manera sencilla y ser líder global en soluciones basadas en la naturaleza.  

¿Cuál ha sido el logro más grande, el momento más bonito de este cuento?  

Recuerdo con especial cariño la oportunidad que tuve de participar, con 30 líderes globales de diferentes empresas del sector financiero, en la convocatoria del secretario general de la ONU para movilizar recursos del sector privado hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Ver el reto de la sostenibilidad desde la perspectiva global, me ha mostrado el tamaño del trabajo que tenemos que desarrollar, pero también ver el compromiso que existe para lograr las metas. 

#QueVivaLoVivo es aportar desde nuestros lugares para la multiplicación de la vida.

¿Cómo tu empresa podría ser regenerativa?

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