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El oso de anteojos es una especie sombrilla, aquella que al ser conservada permite la protección de muchas otras especies de flora y fauna.

El oso de anteojos es una especie animal regeneradora por excelencia, transporta semillas en su sistema digestivo, lo que permite a los bosques y páramos regenerarse. Actualmente es vulnerable a la extinción por las amenazas a su ecosistema, como la deforestación, la cacería y las actividades extractivas que lo ponen en riesgo.

Del cuidado de su hábitat depende su protección y por eso la Fundación Grupo Argos, en alianza con WildlifeConservationSociety-Colombia, Parques Nacionales Naturales, la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca y la Fundación Smurfit Kappa, trabaja para protegerlo.

Cómo

Las empresas generan opciones de producción sostenible para las familias que comparten territorio con esta especie, como lo es el cultivo de café, y esto redunda en la conservación del hábitat del oso.

Dónde

Esta alianza público-privada nació en el 2015 y busca la protección del oso andino y su hábitat en las cordilleras Central y Occidental, cerca de los parques nacionales Farallones, Munchique, Tatamá y Las Hermosas. 

Imagen oso 1

Imagen oso 2

Educación ambiental

La alianza implementó el proyecto de educación ambiental, Verde Vivo, en catorce sedes educativas cercanas a los núcleos de conservación del oso andino.  Se trabaja con niños, docentes y la comunidad acerca de la especie, el entorno y cómo generar una cultura ambiental en la región, en donde el capital natural se mantenga para el bienestar del territorio.

Se trabaja con niños, docentes y la comunidad acerca de la especie, el entorno y cómo generar una cultura ambiental en la región, en donde el capital natural se mantenga para el bienestar del territorio.

Con quiénes

Los campesinos de estas zonas han firmado 70 acuerdos de conservación y producción sostenible. Gracias a estos, se han logrado destinar 2661 hectáreas de ecosistemas clave para la conservación del oso.

Las familias que comparten hábitat en estas zonas con el oso, han mejorado las prácticas productivas en más de 1716 hectáreas, con acompañamiento de las entidades aliadas. Esto permite que las familias tengan opciones de ingresos y eficiencias en el manejo de sus cultivos, logrando llevarlos a prácticas más ecológicas, como por ejemplo en la siembra de café.

Junto con diez familias del Valle del Cauca, estas empresas desarrollan un café de alta calidad con un sello de conservación del oso andino. Así, el caficultor recibe ingresos adicionales por la calidad del café y por la conservación del oso. Hasta el momento se han comercializado 10757 kilos de café, único en el país, en pro de la conservación de esta especie.

#QueVivaLoVivo es comprender y cuidar lo que cada especie aporta a los ecosistemas

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HistoriasEditorialConservaciónOso de AnteojosRegeneraciónCulturas regenerativasCapitalismo conscienteClase mediaDesarrollo territorial
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