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Para Berny Bluman, la discapacidad era ajena y sinónimo de lástima o miedo, hasta que la vivió. Una historia para recordar que la adversidad también puede traer oportunidades.

Berny es hijo y nieto de inmigrantes holandeses y polacos que sobrevivieron a la Segunda Guerra Mundial. Desde niño aprendió que existen tragedias verdaderamente irremediables. 

A los 31 años tuvo un accidente deportivo que afectó para siempre su vida organizada e invariable. Sufrió una lesión medular irreversible. Antes del accidente, Berny no había tenido ningún acercamiento a la discapacidad, solo le tenía miedo porque creía que no se podía vivir bien con ella.  

Por eso, cuando supo de su discapacidad creyó que no podría tener una vida ‘normal’. Después, sintió que debía demostrar que no estaba mal, que podía erguirse y moverse en un caminador, pero esto lo limitaba e implicaba un sobreesfuerzo innecesario. Finalmente, decidió que no demostraría nada, que nadie viviría por él. Así que se concentró en usar la silla de ruedas. 

Cuando salió de  su entorno cercano donde todo estaba acomodado a sus nuevas necesidades, vio que el mundo no estaba diseñado para él. No podía acceder por las puertas de los baños, llegar a las recepciones de los edificios o alcanzar una taquilla. 

Tenía dos caminos: quedarse en la queja o hacer algo para cambiar su realidad y la de las personas que comparten su condición. Así que aprovechó su profesión como administrador de empresas y empezó a ver negocios donde otros solo veían carencias. 

Dedicó sus días a estudiar todo lo que pudo sobre accesibilidad. Veía que muchos lugares que visitaba carecían de diseños accesibles y que no eran funcionales para todos. Con lo que estaba aprendiendo por su cuenta, los obstáculos que encontraba mientras se movía por la ciudad y su facilidad para emprender, construyó una guía completa sobre cómo hacer de los espacios públicos y privados sitios adecuados para que cualquier persona pudiera estar. 

 «La inclusión no es un favor. Donde hay accesibilidad, hay comodidad para todos», dice. Por eso, tiempo después creó Colombia Accesible, una empresa con la que asesora a organizaciones para que garanticen la accesibilidad de personas con movilidad reducida. 

Para él, la sociedad debe mirar con otros ojos la discapacidad, sin miedo o lástima. Al verla como característica y no como limitación, se podrá trabajar progresivamente para que la ciudad sea un lugar para el tránsito de todos. 

#ElProgresoEs encontrar nuevos caminos en medio de la adversidad

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